El pasado 1 de abril, la “Asociación Turolense de Amigos del Ferrocarril” ponía de
manifiesto el destino de muchos puentes sobre la vía férrea que la “Compañía del Ferrocarril Central de Aragón”
construyó entre los años 1913 y 1926 para cerrar muchos peligrosos pasos a
nivel con barrera, buscando puntos adecuados en los que el paso de la vía en
trinchera facilitara la construcción de pasos superiores con mayor ahorro
económico en una línea férrea construida entre 1898 y 1902 que uníanCalatayud con Teruel y Sagunto, por una
empresa constituida en 1894 por accionistas belgas y un capital aportado de 20
millones de pesetas.Desde la década de 1920 se convirtió en una
filial de la “Compañía de los Caminos de
Hierro del Norte de España”, aunque mantuvo su independencia hasta la
creación de RENFE en 1941.A
comienzos del siglo XX la dirección del “Central de Aragón” propuso a la “Compañía Minera de Sierra Menera”
construir un ramal ferroviario desde sus minas a la estación de Santa Eulalia,
para que el mineral fuera transportado hasta Sagunto a través de su línea,
siendo rechazada por los directivos de “Sierra
Menera”, que optaron por construir un ferrocarril propio de vía estrecha
paralelo a la línea Teruel-Sagunto. En 1913 “Central
de Aragón” compró la línea férrea deficitaria, que unía Cariñena con
Zaragoza con trazado de vía estrecha y con vías que se asentaba sobre traviesas
metálicas. Dadas las dificultades de relieve en el trayecto Aragón-Levante se
vieron en la necesidad de adquirir locomotoras “Garrat”, encargadas en 1931 a las compañías bilbaínas “Euskalduna” y “Babcock & Wilcox” a fin de poder hacer más llevadero el difícil
Puerto de Escandón. En 1927, ya fusionada“Central Aragón” con “Norte”, recibió del Estado una
concesión para construir un ferrocarril que uniese Zaragoza con Caminreal, aprovechando
el trazado existente del ferrocarril de vía estrecha Cariñena-Zaragoza, y
construyendo una nueva vía de ancho ibérico. La nueva línea fue inaugurada oficialmente
el 2 de abril de 1933, abrigando la esperanza de que esa nueva línea, de 123
km, se convirtiera en un corredor ferroviario Valencia-Zaragoza-Francia que
acogiera el gran tráfico de exportación de la naranja de las huertas
valencianas y la exportación de vino del Campo de Cariñena. Pero su gozo se vio
en un pozo al comprobar que el tráfico ferroviario al otro lado de los Pirineos
se realizaría mayormente por los pasos
fronterizos de Portbou e Irún. La Guerra
Civil partida en dos, desde Zaragoza y Calatayud a Teruel bajo control de los militares
sublevados y parte de la provincia de Teruel controlada por la República. El
frente bélico discurrió junto al trazado ferroviario a lo largo de toda la
guerra, especialmente durante la Batallas
de Teruel (entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22 de
febrero de 1938) y durante la Ofensiva
de Levante (desde el 23 de abril hasta el 25 de julio de 1938), con grandes
destrozos en la línea férrea entre
Teruel y Sagunto. Pero, volviendo al principio, la electrificación del trazado
actual entre Teruel y Sagunto es la causa de que 18 puentes construidos hace un
siglo deban ser ahora demolidos para adaptación de gálibos y que puedan
colocarse las torretas de la catenaria, según el estudio de ADIF. Por ello, la “Asociación Turolense de Amigos del
Ferrocarril”ha decidido realizar un
simbólico acto de despedida hoy, 12 de abril, en el puente del PK 147/880, en
las inmediaciones del Puerto Escandón, término municipal de La Puebla de Valverde. Es
el mismo puente donde el entonces ministro José
Luis Ávalos realizó una visita para resaltar las bondades de las
inversiones del Plan Director de mejora de la línea convencional entre Sagunto
y Zaragoza el 15 de septiembre de 2020. No cabe duda de que la electrificación
de la vía significa progreso. La necesaria demolición de esos puentes
centenarios, en este caso, debería ser considerada como “daños menores”. No se puede hacer una tortilla -y eso lo deberían
entender los turolenses- sin romper los huevos. Peor fue, a mi entender y por
lo que significaba, la rotura del “torico”
y el derrumbe de la fuente por la estulticia de de unos operarios ineptos cuando retiraban las sogas de los 23 pueblosque participaban en el “Congreso Nacional de Toro de Cuerda” y
pudiese pasar la procesión del Corpus,y la sinrazón manifiesta de una alcaldesa gafe
y sin aceite en su candil que intentó justificar el dislate señalando que la
causa del derrumbe se debió a unos “hierros podridos”. No cabe duda de que Teruel
existe, pero de milagro.
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