sábado, 12 de abril de 2025

Réquiem por unos puentes

 


El pasado 1 de abril, la “Asociación Turolense de Amigos del Ferrocarril” ponía de manifiesto el destino de muchos puentes sobre la vía férrea que la “Compañía del Ferrocarril Central de Aragón” construyó entre los años 1913 y 1926 para cerrar muchos peligrosos pasos a nivel con barrera, buscando puntos adecuados en los que el paso de la vía en trinchera facilitara la construcción de pasos superiores con mayor ahorro económico en una línea férrea construida entre 1898 y 1902 que unían  Calatayud con Teruel y Sagunto, por una empresa constituida en 1894 por accionistas belgas y un capital aportado de 20 millones de pesetas. Desde la década de 1920 se convirtió en una filial de la “Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España”, aunque mantuvo su independencia hasta la creación de RENFE en 1941. A comienzos del siglo XX la dirección del “Central de Aragón” propuso a la “Compañía Minera de Sierra Menera” construir un ramal ferroviario desde sus minas a la estación de Santa Eulalia, para que el mineral fuera transportado hasta Sagunto a través de su línea, siendo rechazada por los directivos de “Sierra Menera”, que optaron por construir un ferrocarril propio de vía estrecha paralelo a la línea Teruel-Sagunto. En 1913 “Central de Aragón” compró la línea férrea deficitaria, que unía Cariñena con Zaragoza con trazado de vía estrecha y con vías que se asentaba sobre traviesas metálicas. Dadas las dificultades de relieve en el trayecto Aragón-Levante se vieron en la necesidad de adquirir locomotoras “Garrat”, encargadas en 1931 a las compañías bilbaínas “Euskalduna” y “Babcock & Wilcox” a fin de poder hacer más llevadero el difícil Puerto de Escandón. En 1927, ya fusionada  “Central Aragón” con “Norte”, recibió del Estado una concesión para construir un ferrocarril que uniese Zaragoza con Caminreal, aprovechando el trazado existente del ferrocarril de vía estrecha Cariñena-Zaragoza, y construyendo una nueva vía de ancho ibérico. La nueva línea fue inaugurada oficialmente el 2 de abril de 1933, abrigando la esperanza de que esa nueva línea, de 123 km, se convirtiera en un corredor ferroviario Valencia-Zaragoza-Francia que acogiera el gran tráfico de exportación de la naranja de las huertas valencianas y la exportación de vino del Campo de Cariñena. Pero su gozo se vio en un pozo al comprobar que el tráfico ferroviario al otro lado de los Pirineos se realizaría mayormente  por los pasos fronterizos de Portbou e Irún.  La Guerra Civil partida en dos, desde Zaragoza y Calatayud a Teruel bajo control de los militares sublevados y parte de la provincia de Teruel controlada por la República. El frente bélico discurrió junto al trazado ferroviario a lo largo de toda la guerra, especialmente durante la Batallas de Teruel (entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22 de febrero de 1938) y durante la Ofensiva de Levante (desde el 23 de abril hasta el 25 de julio de 1938), con grandes destrozos en la línea férrea  entre Teruel y Sagunto. Pero, volviendo al principio, la electrificación del trazado actual entre Teruel y Sagunto es la causa de que 18 puentes construidos hace un siglo deban ser ahora demolidos para adaptación de gálibos y que puedan colocarse las torretas de la catenaria, según el estudio de ADIF. Por ello, la “Asociación Turolense de Amigos del Ferrocarril”  ha decidido realizar un simbólico acto de despedida hoy, 12 de abril, en el puente del PK 147/880, en las inmediaciones del Puerto Escandón,  término municipal de La Puebla de Valverde. Es el mismo puente donde el entonces ministro José Luis Ávalos realizó una visita para resaltar las bondades de las inversiones del Plan Director de mejora de la línea convencional entre Sagunto y Zaragoza el 15 de septiembre de 2020. No cabe duda de que la electrificación de la vía significa progreso. La necesaria demolición de esos puentes centenarios, en este caso, debería ser considerada como “daños menores”. No se puede hacer una tortilla -y eso lo deberían entender los turolenses- sin romper los huevos. Peor fue, a mi entender y por lo que significaba, la rotura del “torico” y el derrumbe de la fuente por la estulticia de de unos operarios ineptos cuando retiraban las sogas de los 23 pueblos que participaban en el “Congreso Nacional de Toro de Cuerda” y pudiese pasar la procesión del Corpus,  y la sinrazón manifiesta de una alcaldesa gafe y sin aceite en su candil que intentó justificar el dislate señalando que la causa del derrumbe se debió a unos “hierros podridos”. No cabe duda de que Teruel existe, pero de milagro.

 

No hay comentarios: