martes, 10 de febrero de 2015

Salir en los papeles





Eso de “salir en los papeles” tiene su intríngulis. Un  conocido mío, cesante y vecino de Pozalmuro, en la diócesis de El Burgo de Osma, suele contarme cuando salimos a cazar avechuchos cosas de gran utilidad. Según éste, sólo es importante el que sale en los papeles por el motivo que sea. Exceptúa con respeto y consideración aquellos cuyo nombre a aparece en las esquelas mortuorias. Yo no acabo de estar de acuerdo con sus teorías, pero le escucho como un confesor. En los papeles salen muchos nombres a colación, pero casi nunca aparecen los tontos. Éstos suelen andar ocupados en ver cómo trabaja el prójimo, o escuchando cómo se explican los listos. Ya lo decía Unamuno: “Los tontos de remate no han dicho nunca tonterías”. Al señor Pedroño, que así se llama ese amigo de la parte de Soria, le podría demostrar que  existen tontos que hacen tontear y tontos catalogados en su día por el maestro Cela. Por ejemplo: Antoniano, “al que se le cocieron los sesos como chicharrones”, pertenece a los llamados tontos de secano; Caramillado, “que ama silbar, pasear, sentarse entre sol y sombra, chupar polos de anís y columpiarse en el badajo de la campana”, perteneciente a los llamados tontos inflagaitas; los hermanos Lolo y Lalo, “que van por libre por ser de buena posición. Aman las pompas y vanidades, los búcaros, los espejos, las flores de papel, las flores de trapo, las flores de plexiglás, las cornucopias, los landós y los bustos de maniquí”; Pepito Chueca, “que soplando con una hoja de encina imita el canto de la perdiz”, pertenece a los llamados tontos papatundas; Conradito, “que sabe rascarse a contrapelo, a contramano y a la contra”, es de los llamados tontos apañacolillas; Luisito Pérez, “que pega secos capones a los niños, pesca el pez con el esparavel, saca la lengua al cura y se mea en la fuente”, es de los llamados tonto cagaleches, etcétera. A señor Pedroño, cesante y vecino de Pozalmuro, le gusta leer el papel los domingos y fiestas de guardar, Los días laborables anda muy ocupado recargando cartuchos de escopeta, poniendo cepos y viendo cómo trabajan los demás. Sueña con salir un día en los papeles, para poder sentirse importante y realizado. Nunca pierde la esperanza.

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