Me entero por Libertad Digital
del motivo por el que a los árbitros de fútbol se les denomina por los dos
apellidos. Sucedió en 1970, cuando ascendió a Primera División el
colegiado Ángel Franco Martínez. Según señala la citada prensa digital, “sus
controvertidas decisiones le valieron continuas críticas, y con ellas titulares en la prensa
del tipo Franco es muy malo, Franco masacró al Valencia o Todos culpan a Franco, etc”. Cuando
tales noticias llegaron a la mesa de despacho de Francisco Franco, el dictador decidió que a los árbitros de fútbol
se les llamase en adelante por los dos apellidos. Pese a la buena trayectoria
profesional de Franco Martínez, nunca
pudo pitar una final de la
Copa del Generalísimo, que terminó con la victoria de los
leones y con una monumental bronca que degeneró en golpes entre Clemente y Maradona, dos gallos de pelea. Sin embargo, ese perito mercantil y
apoderado de una entidad bancaria de Murcia, fue elegido para arbitrar la final
de la Copa del
Rey en mayo de 1984, que disputaron el Athlétic y el Barcelona en Madrid, por
designación directa del entonces presidente nacional de los árbitros, José Plaza. Y el exárbitro, en la
actualidad vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, señalaba un episodio
en la revista Hoy Digital (Vocento) el pasado día 6 de
abril de 2014, cuando fue entrevistado por Daniel
Vidal: “una tarde, a principios de los años 70, le convocaron con urgencia
y la máxima discreción en el piso del canónigo de la catedral de Murcia. Debía
asistir a una reunión sobre el partido Real Sociedad-Athletic de Bilbao que
tenía que pitar ese fin de semana. Un cónclave a más de 800 kilómetros del
estadio de Atocha, donde se jugaba el derbi vasco. Aquello olía a podrido. Yo
pensaba que me iban a intentar comprar o algo parecido, así que me hice
acompañar del presidente del colegio murciano, entonces Manolo Cerezuela. Nada que ver. Cuando llegamos allí, me estaban
esperando el sacerdote y el secretario del ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi. Me sugirieron que
me pusiera enfermo. En aquella época se estaba celebrando un consejo de guerra
en Burgos contra varios miembros de ETA y, al parecer, estaba corriendo por San
Sebastián una coletilla que decía algo así como ‘primero vamos a acabar con este
Franco y luego con el de Madrid’. ¿Adivinan lo que hizo Franco Martínez? ¿Qué
iba a hacer? ¡Pues fingir una lesión!”.
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