Señalaba ayer Aznar en la Universidad Rey Juan Carlos que " cada nuevo inmigrante que llega a Europa debe compartir nuestros valores y principios de raiz cristiana". Y yo añado: "si no se quiere meter en líos innecesarios", que es otra de las respuestas de Aznar cuando un periodista le preguntó sobre la posible separación Iglesia-Estado, referido a aquellos que pretenden alentar lo que él denomina como "debates superados".
Es una pena que J.M.Aznar no haya sido nombrado todavía presidente de la III República bananera en la España contemporánea. A Aznar lo que le gusta en el fondo, más que dar órdenes desde la sombra, es imponer doctrina. Tal vez, que no lo sé, desde el aparato de FAES y de las Jons que él preside,se esté cociendo la revolución que España tiene pendiente desde el mitin de 1933 en el Teatro de la Comedia de Madrid, de aquella frase-papilla de "por el imperio hacia Dios", y de la otra referida al "laconismo militar de nuestra época", que nunca supe qué quería decir.
Cada reflexión de Aznar es como una perla cultivada, aunque incapaces todas ellas, que ya forman tres vueltas de collar, de poder ser asimiladas por el ciudadano de a pie que confía en el progreso separando lo divino de lo humano, por lo que tiene de razonable. Señor Aznar: "Non vale el azor menos/ por nacer en vil nío,/ ni los exemplos buenos/ por los decir judío".
El señor Aznar debería leer "Sobre el nombre y el quién de los españoles", de Américo Castro y, también, el "Libre del gentil e los tres savis", de Raimundo Lulio. Y, si no le apetece leer, sobre el que supongo que no ha apetecido leer nunca cosa distinta que las Obras Completas de Víctor Pradera,con prólogo de Francisco Franco, al menos que nos deje convivir en paz a todos, autóctonos e inmigrantes, que los judíos, moros, cristianos, conversos e inícuos, bastante tenemos ya encima con el hecho de tener que madrugar todos los días para ganar el pan, o para ponernos a la cola del paro, que casi viene a ser lo mismo. "Para ganarme el pan todos los días/ voy a la feria dende se venden penas/ y lleno de esperanza,/ me pongo en la cola de los vendedores". Lo dijo Bertolt Brecht,que siempre tomó conciencia de los problemas que la realidad que la vida plantea.
¿En qué mundo vive usted, Aznar? Si le digo la verdad, tampoco me importa.
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