Lo de las oficinas de Farmacia en
España es de libro. Por un lado, los empresarios de farmacias, en boca de
Fernando Redondo, presidente de la Federación Empresarial
de Farmacéuticos Españoles, señalan que “los que pretenden la desregulación
anteponen las políticas de mercado a la protección de la salud”. Por otro, esos
mismos empresarios afirman que de
aprobarse en el Congreso de los Diputados el anteproyecto de Ley de Gobierno de
acabar con el monopolio de las farmacias en manos de unos pocos, primará el
objetivo mercantil sobre el sanitario, siendo éste último el que en su opinión
prima ahora. Opinión que respeto, pero que me parece absolutamente falsa. Según
leo hoy en República.com, “el sector farmacéutico cuenta con un baremo de puntuación que impide a
cualquier licenciado establecer un negocio, ya que impera un sistema de puntos
en el que salen favorecidos aquéllos que ya han sido titulares o lo son de un
establecimiento. El sistema más extendido desde hace años provoca gran cantidad
de traspasos de oficinas a un familiar o amigo y a continuación la apertura de
una nueva farmacia. Lógicamente, los licenciados farmacéuticos y asalariados
por cuenta ajena están a favor del cambio de normativa, pero los empresarios no
están de acuerdo en perder estos privilegios”. Ahí les duele. Esos mismos
empresarios dan la voz de alarma, al
señalar que, de aprobarse la Ley
de Servicios Profesionales “, se pondrían en riesgo además la continuidad
de 22.000 trabajadores autónomos y 60.000 puestos de trabajo directos”. Una
alarma a todas luces infundada y carente
de sentido. Con la liberación de las oficinas de Farmacia trabajarían muchos
farmacéuticos por cuenta propia que ahora no pueden hacerlo por el freno del
actual baremo de puntuación antes señalado. Lo mismo que dicen ahora los “privilegiados”
titulares de oficinas de farmacia, alarmando a la ciudadanía con un problema
que no existe, podrían decirlo los abogados, los dentistas, los médicos con
consulta en su domicilio y los vendedores de calzoncillos al detall. En España
hay que terminar con las castas de ciertos profesionales si queremos hacer un
Estado moderno y ajustado a Derecho. Lo cierto es que a los titulares de las
oficinas de Farmacia les mueve el dinero por encima de todas las cosas. Son
negocios con un gran margen de beneficios y libertad de horarios incluso en festivos, en
los que se expenden, además de fármacos con y sin receta médica (fórmulas
magistrales se hacen pocas), desde cremas de belleza y colonias de imitación
hasta leches maternizadas y ortopedias de todo tipo, todo ello a precio libre.
A Fernando Redondo habría que recordarle que el sol sale para todos y que los “baremos
de puntuación” son condicionantes y una reminiscencia de la época franquista, tal
y como sucedía con las viudas de ciertos militares golpistas en relación con la
concesión de los estancos.
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