El ministro Wert lo hace más difícil todavía.
Pretende ahora que los profesores impartan materias que no son de su
competencia y que tampoco son especialistas, de acuerdo con el borrador del Real Decreto de
especialidades de Secundaria que ha elaborado el Ministerio de Educación. José
Ignacio Wert entiende, por lo que se desprende de ese borrador, que los
docentes deben ser como los políticos, donde un solo individuo es, pongamos por
caso, ministro de Hacienda, pero antes lo ha sido de Cultura, de Fomento y de
Interior. Verbigracia: Rafael Catalá Polo, actual ministro de Justicia, antes
subdirector general de Ordenación y Política de Recursos Humanos en el Ministerio
de Sanidad y Consumo; director de Relaciones Laborales y director de
Administración y Servicios de Navegación Aérea en AENA; secretario general de
Codere, empresa del sector del juego; director general de la Función Pública
del Ministerio de Administraciones Públicas, director general de Personal y
Servicios del Ministerio de Educación y Cultura, subsecretario del Ministerio de Hacienda, secretario
de Estado de Justicia, gerente del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, director
del máster de Administración Pública de Esade, miembro del Consejo Social de la UNED y secretario de Estado
de Planificación e Infraestructuras del Ministerio de Fomento. Sólo le ha
faltado ejercer de bombero-torero y hacer charlotadas en ruedos sin enfermería.
Imaginen a un físico impartiendo Historia Antigua, a un químico dando clases de
solfeo, o a un licenciado en Filosofía Pura enseñando a los educandos Ciencias
Naturales. Luego, esos mísmos tipos, cuando se reúnen cada viernes en el
Consejo de Ministros o cuando hablan ante los medios echándole la culpa a
Zapatero, que es lo que mola, se hacen cruces sobre el fracaso escolar. Lo que no se puede ni se
debe es consentir que a los licenciados universitarios, que han hecho varios y
duros concursos-oposición para conseguir puntos con vistas a afianzar plaza, que les vengan ahora con esas monsergas. Como
he leído por ahí, “ello se saldará con un déficit formativo de los alumnos
y muchos de ellos no aguantarán el tirón del Bachillerato. Eso es lo que
en el fondo quiere el Ministerio, reducir el estudiantado de Bachillerato y
Universidad”.
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