La realidad siempre supera a la ficción. Si no, que se lo
pregunten a Gary Harrington, de
Tagle Point (Oregón), que disponía de
tres bidones en su domicilio para recoger agua de lluvia. El resultado ha sido
que Gary se enfrentó a nueve cargos por “tres reservas ilegales”. Las leyes de
ese Estado señalan que el agua procedente de la lluvia es de propiedad pública
y se necesita una autorización para poder almacenarla. El resultado fue que
Gary fue condenado a 30 días de cárcel y a pagar 1.500 dólares de multa en 2002 y un año más
tarde pudo conseguir el correspondiente permiso estatal. En España todavía no
ha caído en la cuenta Montoro de que el agua de lluvia es una riqueza
nacional por la que haya que pagarse impuestos. Pero todo llegará. Ya sucede
con los paneles solares de uso casero, que deberán pagar un peaje por
autoconsumo fotovoltaico. Sólo en la comunidad de Aragón hay 229 especies de
fauna y flora protegidas (136 plantas y 93 animales), todas ellas catalogadas
en el Decreto 49/1995, de 28 de marzo, por el que se regula el Catálogo de
Especies Amenazadas en Aragón (BOA número 42, de 7/4/95), si bien el artículo
149.1.23 de la Constitución
Española reserva al Estado la competencia exclusiva para
dictar leyes sobre protección del medio ambiente. Si ello lo trasladamos a 17
Comunidades Autónomas, entiendo que deberemos andar con cuidado antes de tomar
una hierba del camino. Podríamos encontrarnos, sin pretenderlo, con multas
tremendas por arrancar un tomillo sanjuanero, es decir, un thimus loscosii, o pescar un fraile, o sea, un blennius fluvialitis. Si el fraile es de
otra orden, no sabemos a cómo nos saldría la broma. Con lo que piden “por el amor de Dios”, seguro que por la
torta de un pan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario