Merienda de negros
Cuenta
Melchor Miralles en República
de las Ideas: “Es evidente que a Rodrigo Rato sus
amigos del PP le han abandonado a su suerte y ahora van a presentar su cabeza
como bandera electoral de lucha contra la corrupción. No tienen escrúpulos. No
les va a servir de nada. El escándalo es de dimensiones gravísimas y acredita
ya definitivamente el fin de una era, es la ultima fotografía que nos permite
acreditar que hemos estado gobernados por una recua de obscenos desahogados sin
principios éticos y morales, que además nos han llevado a la ruina mientras
ellos y los suyos se enriquecían”. Algo parecido sucedió con Luis
Roldán y el PSOE. Roldán actuó como un chorizo, pero no fue el
único. Al partido socialista le costó las elecciones. Ahora Rajoy se
esconde entre las bambalinas de La
Moncloa y el Gobierno que él preside se ha quedado mudo de
repente. Demasiada mierda. Demasiada podredumbre. Si eso es el neoliberalismo,
más vale que nos pille el tren. Con el PSOE hubo quiénes se acogieron a amnistías
fiscales. Con el PP, también. Se entregaba a la Agencia Tributaria
el 10% del montante declarado de forma extraordinaria y pelillos a la mar. No es esto, no es esto.
Mariano Rajoy tiene obligación de dar la cara. Ya no sirve de nada ejercer de don
Tancredo. Y que cuente, también, por qué la banca no está dispuesta
a devolver el dinero prestado por el FROB y por qué esa avariciosa banca no
está dispuesta a devolver las “cláusulas
suelo” de las hipotecas, aún a sabiendas de que eran ilegales, aunque amparadas
por el Tribunal Supremo, que estima que ello supondría un “trastorno económico”, al
tener que devolver todo lo cobrado de más desde el inicio de los contratos. Y
que, para más inri, insiste en que su
sentencia de 9 de mayo de 2013 ya fijó doctrina “para todos
aquellos supuestos en que resulte, tras su examen, el carácter abusivo de una
cláusula suelo”. ¡Vaya cuadrilla de impresentables! ¿Quién elige a los
magistrados del Supremo? La respuesta es el Consejo General del Poder Judicial
(artículo 127 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial). ¿Y quién nombra a los miembros
del CGPJ? El mecanismo consiste en que los jueces, primero, eligen a unos
candidatos -un total de 36- y luego es el Parlamento el que, de entre los
candidatos propuestos por los jueces, selecciona -por mayoría de tres quintos
del Congreso- a un total de doce vocales. Los ocho vocales restantes hasta 20
-que son los que conforman el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)- son
propuestos y elegidos directamente por el Parlamento, sin que los haya
propuesto antes el cuerpo de jueces. Debe elegirlos, eso sí, de entre
profesionales de reconocido prestigio. ¿Y quién tiene la mayoría absoluta en el
Parlamento? Yo ya lo sé, pero prefiero que Rajoy responda. ¡Dígalo, coño!
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