Yo no sé como se puede activar el desarrollo rural de
Castilla-La Mancha pero de ninguna de las maneras me sirve la peregrina fórmula
que propone María Dolores de Cospedal,
consistente en reformar plazas de toros de los pueblos. Lo que pasa es que hay
919 municipios en cinco provincias, en las que el sector primario ha tenido
siempre un papel destacado. Ahora no, ya que le gana el sector terciario. De
esos municipios, 508 tienen menos de 500 habitantes, 223 entre 501 y 2.000, 148
entre 2001 y 10.000 y sólo 40 poblaciones tienen más de 10.000 habitantes, casi
todas ellas en el Corredor del Henares. En su conjunto, el número de habitantes
de toda la Comunidad
era en enero de 2014 de 2.078.611 ciudadanos, con una densidad de población exigua,
de sólo 26’2 habitantes por kilómetro cuadrado. Hay que tener en cuenta que el
10% de la población está compuesta por inmigrantes, en su mayoría rumanos
(52’6%); marroquíes y subsaharianos (21 %); sudamericanos (22’9%); y asiáticos,
en su mayoría chinos (3’4%). El despoblamiento, el cierre de colegios y el
impulso a nuevos jóvenes agricultores parece ser que son cosas de importancia
menor. De esa guisa, ¿cómo se pretenden captar fondos de ayuda europeos?
Cospedal desea volver al pan y toros, con más toros que pan y más camareros que
nadie. Cospedal se cubrió de gloria con la última polacada. Así, en 2014 se
presentó en las Cortes de Castilla-La Mancha una nueva reforma del Estatuto de
Autonomía (aprobado el 10 de agosto de
1982 de acuerdo con el artículo 143 de la Constitución
Española) a fin de reducir el número de diputados y cambiar
su proporcionalidad. En la actualidad cuenta con 49 diputados. Fue aprobado en
el Congreso de los Diputados sin consenso del resto de formaciones, sólo con
los votos del PP, que dispone de mayoría
absoluta. Según Ignacio Escolar (“Fe de errores: así es la reforma electoral
de Cospedal”, Eldiario.es, marzo
de 2015), “tras la reforma propuesta por Cospedal, el mismo Estatuto indica en
su artículo 10 que las Cortes estarán formadas por entre 25 y 35 diputados
elegidos en circunscripciones provinciales, de tal forma que estas queden en un
número tan bajo de diputados a repartir que a efectos reales no representan la
realidad política de la región; pues es matemáticamente posible no obtener
ningún diputado aún obteniendo el 10 % de los sufragios, así como también
obtener la mayoría absoluta con menos del 35 %”. Otra polacada más de la
secretaria general del partido político que más corruptos tiene por moqueta de
despacho. Es el pan y toros, ¡qué digo!, el pan y circo de un país empobrecido
hasta la grosería y manejado por contorsionistas, payasos, trapecistas y
domadores, hábiles en el manejo de la tarjeta
black, en el trile, en los juegos malabares para la obtención de mayorías absolutas
en los reinos de taifas con poco porcentaje de votos y, cómo no, en la
colocación de la peineta encima del moño en las primaverales mañanas toledanas
de Frascuelo y de María.
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