Hace ya años dejé escrito que Sevilla tiene luz, Sevilla
tiene aviones acharolados y limpios. Lo que ya no sabía es que a la Sevilla que yo no conozco,
larga es mi ausencia, le han puesto alfileres de colores, vestido de lunares y
sombrero de “tío Pepe”. Ay, mi niña,
lo que nos queda por ver. Monteseirín
llenó La Encarnación
de setas como si Sevilla fuese tierra de pitufos; y Zoido, que no es médico ni parece que padezca tercianas, ha puesto
ahora de gala el tranvía, perdón, el metrocentro,
para que la fiesta no decaiga. “Cuando al vuelo tu capote / pinta verónica al
trote / del toro en el redondel, /
parece la Maestranza
/ una academia de danza / o un cortijo de Jerez. / Y cuando la aguja del toro /
pinta el traje grana y oro / como ensartando un clavel, / en tus brazos
soñadores / alfileres de colores / un olé quieren coser”. Y en San Telmo, Susana Díaz intenta formar gobierno sin
aguja de marear. La antigua Escuela de Nautas y Mareantes y más tarde
residencia oficial de Antonio de Orleans,
parece hoy la barca de Caronte, que
pasa las almas de los muertos a través de las puertas del Hades. Ay un sí,
pero… tanto en Ciudadanos como en Podemos, que ponen como conditio sine qua non para sentarse a negociar que renuncien a su
aforamiento Griñán y Chaves, sobre los que la juez Alaya, que entiende sobre la causa de
los ERE en Andalucía, ya pidió en su día al Senado y al Congreso las
correspondientes certificaciones y que el PSOE andaluz, inexplicablemente,
tachó de “inoportuno”. Sevilla tiene luz, Sevilla tiene aviones acharolados y
limpios. Nuestra política está preñada de minusválidos resentidos, convencidos
de que España les es hostil. Y todo ello por ser hacedores de extraños caminos
al andar. Es decir, por habérselo llevado crudo. viernes, 10 de abril de 2015
Alfileres de colores
Hace ya años dejé escrito que Sevilla tiene luz, Sevilla
tiene aviones acharolados y limpios. Lo que ya no sabía es que a la Sevilla que yo no conozco,
larga es mi ausencia, le han puesto alfileres de colores, vestido de lunares y
sombrero de “tío Pepe”. Ay, mi niña,
lo que nos queda por ver. Monteseirín
llenó La Encarnación
de setas como si Sevilla fuese tierra de pitufos; y Zoido, que no es médico ni parece que padezca tercianas, ha puesto
ahora de gala el tranvía, perdón, el metrocentro,
para que la fiesta no decaiga. “Cuando al vuelo tu capote / pinta verónica al
trote / del toro en el redondel, /
parece la Maestranza
/ una academia de danza / o un cortijo de Jerez. / Y cuando la aguja del toro /
pinta el traje grana y oro / como ensartando un clavel, / en tus brazos
soñadores / alfileres de colores / un olé quieren coser”. Y en San Telmo, Susana Díaz intenta formar gobierno sin
aguja de marear. La antigua Escuela de Nautas y Mareantes y más tarde
residencia oficial de Antonio de Orleans,
parece hoy la barca de Caronte, que
pasa las almas de los muertos a través de las puertas del Hades. Ay un sí,
pero… tanto en Ciudadanos como en Podemos, que ponen como conditio sine qua non para sentarse a negociar que renuncien a su
aforamiento Griñán y Chaves, sobre los que la juez Alaya, que entiende sobre la causa de
los ERE en Andalucía, ya pidió en su día al Senado y al Congreso las
correspondientes certificaciones y que el PSOE andaluz, inexplicablemente,
tachó de “inoportuno”. Sevilla tiene luz, Sevilla tiene aviones acharolados y
limpios. Nuestra política está preñada de minusválidos resentidos, convencidos
de que España les es hostil. Y todo ello por ser hacedores de extraños caminos
al andar. Es decir, por habérselo llevado crudo.
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