El PP reprocha al aspirante a la Alcaldía de Zaragoza, Carlos
Pérez Anadón, “gastos vergonzosos” en comidas, bebidas o traslados a costa
del erario público, según leo en Heraldo
de Aragón. Ese mismo periódico señala que “desde 2011 hasta 2014, ese
aspirante [de la familia de los damascos]
ha comido a costa de los ciudadanos de Zaragoza 208 veces con al menos tres
personas, lo que supone 886 menús y un
coste de 18.816 euros”, lo que sale a 90’46 euros de media cada cubierto. Pero
no pasa nada. Javier Fernández, exdelegado
del Gobierno, teniente coronel del
Ejército de Tierra en la reserva, licenciado en Derecho por la Universidad de
Zaragoza, educador en la AGM
del entonces Príncipe de Asturias (hoy Felipe VI) en la asignatura de Transmisiones,
doctor en Derecho y profesor de derecho Constitucional en la Universidad de
Zaragoza, pretendió en su día aspirar a la Alcaldía de Zaragoza, pero el rodillo del aparato
socialista se encargó de que ello no ocurriera, al entorpecer el primer
requisito que tenía que lograr que no era otro que el de obtener las firmas
suficientes de militantes para concurrir a las primarias. Al final se decidió
que no habría primarias. ¡Toma democracia! Pérez Anadón, que no logró más allá
del “paso del ecuador” en la carrera de Derecho y que lleva más de treinta años
comiendo de la política, controla orgánicamente el partido socialista en
Zaragoza y es el único aspirante “al puesto que tengo allí. Volverán banderas
victoriosas...”. Y como resulta que las municipales están ya a la vuelta de la
esquina, apuesto doble contra sencillo a que Pérez Anadón acudirá al Parque de Tío Jorge el próximo día 23 de abril para estrechar manos a jubilados
y a todo aquel sansirolé que se le acerque creyendo que así tiene su “minuto de
gloria”. Aquí de lo que se trata es que el PSOE se perpetúe tras la marcha de Alberto Belloch, que ha dejado un “cacao
maravillao” para desgracia de los zaragozanos. El día 23, san Jorge, está
prevista una jornada campestre, la cincomarzada, que no pudo celebrarse en
su día por cuestiones climáticas. Espero y deseo que Carlos Pérez no alcance la Alcaldía. Los zaragozanos
todavía tenemos presentes en la memoria los adefesios
de González Triviño, el tremendo
coste de la Exposición Internacional en 2008
de Belloch, que dejó un legado de infraestructuras inútiles (todavía tuvimos
que escuchar en su día al presidente de Expoagua que “el objetivo no se cuenta por la gente que acuda, sino por
la calidad de lo que se ofrece”. Nunca se alcanzaron las visitas previstas
y Roque Gistau, con aquellas
declaraciones, se cubrió de gloria. Hizo bueno lo dicho por la ministra de Rodríguez Zapatero, Carmen Calvo Poyato, de que “el dinero
público no es de nadie”. Esa ministra de Cultura socialista, además de esa
perla cultivada, tuvo otras. Destaco una: “Me gusta madrugar para poder pasar
más rato en el baño: allí leo el periódico, oigo la radio, oigo música y hablo
por teléfono con alcaldes en bragas.” Y ahora falta saber lo que nos costará la
línea 1 del tranvía. Ya pueden ver
cómo anda el aceite del candil de estos mandamases
a la violeta. Pero, ya digo: no pasa nada. El zaragozano es, en general,
olvidadizo y todo lo perdona. ¡Con decirles que todavía entienden que el PSOE
es un partido de izquierdas…!
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