La muerte Jo Cox,
diputada británica tiroteada y apuñalada
en Yorkshire ha sido la causa de que en Gibraltar se suspendiese hoy un
mítin relacionado con la campaña sobre la permanencia de Inglaterra en la
UE. A ese acto asistía el primer ministro
británico David Cameron, sobre la
que el ministro de Exteriores en funciones, García Margallo, ha considerado como “visita inoportuna”. Y Mariano Rajoy, para echar más leña al
fuego, ha indicado que “Gibraltar es español, con Brexit o sin Brexit”. A los
españoles no es necesario que los miembros de un Ejecutivo en funciones
nos recuerde que Gibraltar es una
colonia. El responsable de Exteriores ha redondeado sus afirmaciones señalando
que “el que avisa no es traidor”. ¿Avisar de qué? A García Margallo habría que
recordarle una vez más, porque no se entera, que
“El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este
Tratado [de Utrech] a la Corona
de la Gran Bretaña
la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente
con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha
propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para
siempre, sin excepción ni impedimento alguno”.
Y ese artículo X del Tratado está fechado en 13 de julio de
1713. La culpa de todo ello, en cualquier caso es de un Borbón, que nos costó la
Guerra de Sucesión, y del almirante Rooke, que ocupó Gibraltar en 1704. Las paces de Utrecht y Radstadt
consagraron el reparto del imperio español, establecido anteriormente por las
potencias. Felipe V, primer Borbón en España por testamento de Carlos II el Hechizado fue reconocido
como rey de España y de las Indias, con la garantía de que jamás podría unir
las coronas francesa y española; Carlos VI
de Austria lo fue como rey de Flandes, Milán, Nápoles y Cerdeña, es decir,
las posesiones europeas de la monarquía hispánica, menos Sicilia, que pasó a
Saboya. Inglaterra obtuvo las plazas que había ocupado: Menorca y Gibraltar, y
ciertas ventajas comerciales con América. Menorca fue recuperada para España en
1783 y desistía definitivamente en recuperar Gibraltar por la Paz de Versalles, después de haberlo
intentado por última vez en 1763. Dicho todo eso, considero que David Cameron
tiene el mismo derecho a visitar Gibraltar que Mariano Rajoy o Felipe VI de visitar Ceuta o Melilla,
aunque me consta que no lo hacen por no poner “nervioso” a Mohamed VI; por cierto, involucrado en los papeles de Panamá (El País,
08/04/16) a través de su secretario personal, el empresario Mounir Majidi, presidente a su vez del
grupo de empresas Siger, propiedad de
la familia real. A través de sociedades afincadas en las Islas Vírgenes
Británicas, Majidi gestionó la compra del velero Al Boughaz y la de un hotel en París por valor de 36 millones de
euros. ¡Conque a escardar cebollinos, ministro!
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