Me alegra saber que Clara
Janés, poeta y traductora, ocupa el sillón “U” de la RAE, dejada vacante por Eduardo García de Enterría, propuesta
por Anson, Margarita Salas y Soledad
Puértolas. En el camino ha quedado el canario Fernando Galván, rector de la Universidad de Alcalá
de Henares y catedrático de Filología Inglesa. Janés, Premio Nacional de Traducción se convierte en la séptima mujer
académica en activo de la
Española y la décima nombrada desde hace 300 años. Pero no
seré yo el que ensalce la figura de los académicos vivos. Para ello ya están
las revistas especializadas. Más
modesto, aprovecho el feliz acontecimiento, en el supuesto de que tal
acontecimiento sea feliz para los amantes de la Literatura, para
recordar un artículo de Julio Camba,
“Sobre los académicos” (Sobre casi nada, Espasa-Calpe,
colec.Austral, 4ª edic., Madrid, 1971) donde comienza escribiendo que “jamás
habrá demasiados obispos en la Academia
Española. Ni demasiados obispos, ni demasiados generales.
También puede haber algunos escritores; pero a condición de que nadie los haya
leído, por lo menos desde treinta años
antes de su elección. El público, dígase lo que se quiera, es un ente sumamente
modesto que lee a unos escritores y que admira a otros. Y un escritor que le
guste o que le interese nunca le parecerá lo bastante bueno para ingresar en la Academia”. No señalo a nadie, pero creo que Camba
tenía razón. Por asociación de ideas me vienen a la cabeza las figuras de los
entonces directores de ABC, Luis María Anson, y de El País, Juan Luis Cebrián. El ingreso de ambos en la RAE nunca llegué a entenderlo
suficientemente. Se contaba que ambos llevaron el periodismo a la Academia. Sí, en
efecto, y Mingote los chistes. Alfonso Ussía, que alguna vez acierta
en lo que cuenta, aseguraba que “Cebrián entró en la RAE por que Lázaro Carreter quería compensar el
fichaje de Anson. Y de ello dejó constancia en La Razón
el 24/06/2005. Decía entonces Ussía: “…cuando [Anson] fue propuesto para ocupar
el sillón vacante de José López Rubio
nadie dudó el acierto de su candidatura y el resultado fue clamoroso a su
favor. Pero surgieron los celos y los pactos. Y Fernando Lázaro Carreter
maniobró para que el ingreso de Anson se compensara con el de Cebrián para no
herir a la gran empresa a la que pertenecía. (…) Anson también olvida que ese
grna (sic) periodista del siglo XX fue director de Informativos de TVE con Franco vivo y Arias Navarro presidiendo el Gobierno. Que no fue fundador de El País. Ese periódico lo fundó Fraga Iribarne y sus primeros
directores en la sombra fueron Darío
Valcárcel y Carlos Mendo.
Cebrián es nombrado director de El País
cuando le hace una larga y esponjosa entrevista (sic, falta una “a”) Fraga
Iribarne, embajador de España en Londres y que publica en Gentleman. Cebrián no
ingresa en la Real Academia
como gran periodista. Lo hace para compensar el ingreso de Anson y no enfadar a
su grupo”. De igual manera, el 30/01/15 Cebrián y Anson recibían el doctorado honoris causa por la Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid, con laudatio de los profesores José María Álvarez Monzoncillo y José Varela Ortega, respectivamente.
Eso fue como en las Vidas paralelas
de Plutarco: Arístides-Catón, Demóstenes-Cicerón,
Demetrio-Antonio, Teseo-Rómulo… Terminaba Camba su articulo, y a eso iba,
escribiendo que “talento literario lo hay en todas partes, hasta en los
pequeños periódicos, a diez céntimos el ejemplar, y la Academia, o no representa
absolutamente nada, o tiene que ser algo muy solemne. ¡Tan solemne como una
reunión de paralíticos en un asilo del Estado!”.
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