domingo, 8 de mayo de 2022

¡Camarero, otro portofiz para el señor!

 


Contaba  José Antonio Garmendia en su libro “La taberna del Traga” que  había un tipo muy conocido en Sevilla, Francisco Rodríguez Cala, al que todos conocían como Paco Nevera, un hombre con mucha gracia. Y Paco Nevera estaba un día tomando algo en “Los Corales” de la calle Sierpes y notó que rondaba por el exterior un “canino”, uno de esos tipos que espera que haya un conocido dentro para hacerse el distraído, penetrar en el bar , saludarle, e intentar sacarle una consumición por todo el morro. El “canino” entró en el bar haciéndose el distraído y seguidamente le soltó a Paco Nevera:

--¡Hombre, don Francisco, cuánto me alegro de verle!

--Y yo a usted, Padilla.

--¿Quiere tomar algo, Padilla?

--Hombre, algo sí que habrá de tomarse. Pues, no sé…, lo mismo que está tomando usted.

--¿Un portofiz?

--¡Qué es eso!

--El aperitivo de moda.

Paco Nevera ordena al camarero que le traiga  un portofiz a Padilla, que consiste en una combinación de vermú y ginebra mezclados con un huevo. Cuando el camarero se retira a preparar el bebedizo, Padilla le llama para hacerle una advertencia en voz baja, no se sabe si triste o graciosa:

--Maestro, la ginebra y el vermú me los pone usted en un vaso, pero el huevo me lo trae  aparte, en un plato y con muchas papas.

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