martes, 31 de mayo de 2022

El retrogusto

 




Ahora se habla mucho del retrogusto, al referirnos a quesos, jamones, vinos, cafés… El retrogusto es esa sensación que queda después de haber pasado determinado alimento por la boca, y que aparece cuando deja de estar en contacto con nuestras papilas gustativas.  Pero el retrogusto puede ser bueno o malo; también corto, medio y largo en función de la duración de ese sabor. Pero, a mi entender, además existe el retrogusto en un beso de amor o en la lectura de un  bello poema. Para retrogusto malo el que nos dejó el franquismo con sus cuarenta años dictadura; aquel lápiz rojo de la censura quitándoles páginas a los libros, la tijera afilada con la que se cortaban metrajes a las películas; o ese retrogusto con sabor a hiel que produce la soledad de quien se va marchitando en la solana en un rincón del jardín y buscando un calor que no cuesta dinero, aunque ahogándose en los rellanos de la escalera y en los vahos intensos de la melancolía; o aquel retrogusto acre que le quedó al genial pintor  Cristino Vera, al que un día, en una exposición suya, una mujer le dijo “le compraría algo pero ¿qué tal está usted de salud?”, insinuándole que tal vez valdría más su cuadro después de muerto. Es necesario no mirar hacia atrás para no convertirnos en estatua de sal y por tratar de disipar un retrogusto desagradable. Tampoco hay que mirar hacia delante. Lo que está por venir, todavía no ha llegado. Sólo importa el presente, este instante, el perfume de una flor, el trino de un jilguero y el latido de un  pulso cada vez más débil. De nada sirve dejar pasar la vida jugando al güito con un hueso de albaricoque, o intentar atinar con un tirachinas en el escaparate de una abacería.

--Cuidado, no vaya usted a pisar los gladiolos.

-- No, ya, ya…

En cierta ocasión escuche decir a Pedro Arrojo que “el poder es sin duda la droga más dura: genera adicción rápidamente y oscurece la razón, pasándose de la euforia a la arrogancia para acabar en la imprudencia y el despropósito. Lo que no aclaró ese profesor de Física es si el poder deja retrogusto, como el chorizo de Cantimpalos,  los nicanores de Boñar, las sardinas en salazón, o ese ajo morado de Las Pedroñeras, rico en azufre, yodo y sílice, pero contraindicado cuando se debe acudir a una recepción con caballeros de frac y damas de largo, pese a estar considerado como un poderoso amuleto para atraer la buena suerte y alejar a las brujas.

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