La crisis económica y laboral está agudizando la imaginación
de los pícaros hasta límites insospechados. Lo último, el “timo del chorizo
picante”. Según leo en “El Correo de Zamora”, la Guardia Civil ha
detenido en Puebla de Sanabria a un timador que actuaba en Galicia, Asturias y
País Vasco. Su modus operandi
consistía en acercarse a un establecimiento hostelero cuando el empresario del
negocio se encontraba ausente, y presentar a uno de los empleados un paquete
“pedido por el dueño”. El empleado firmaba un albarán y le hacía entrega del
importe reclamado: 90 euros sin IVA. Cuando llegaba el dueño y abría el envío
que no recordaba haber solicitado, se daba cuenta de que en su interior “solo
había un solo chorizo picante, o tres chorizos criollos o un pequeño trozo de
panceta”. Una vez detenido el autor, se supo que se trataba de un hombre
de 37 años, vecino de Móstoles y que sobre él había una treintena de denuncias.
El Juzgado de Instrucción de Puebla de Sanabria le puso en libertad con cargos
tras prestar declaración. A mi entender, esos delitos de menor cuantía no pasan
de la anécdota. Son, a la postre, artimañas para ir saliendo del paso. El “timo
del chorizo picante” me da pie, sin embargo, para comentar algo sobre “El guitón Honofre” de Gregorio González, manuscrito que un
ciudadano francés, Paul Langueard,
encontró en 1927 una de las cajas que un librero de viejo de París exponía en
la calle para su venta. Se trataba de un original castellano escrito en 1604.
Langueard lo compró entusiasmado, sabedor de que era contemporáneo de “El Buscón” (Quevedo, 1626) y de “Guzmán
de Alfarache” (Mateo Alemán,
1599). Al parecer, su primer poseedor fue Carlos
de Arellano y Navarra, a quien el autor dedica la obra y se la entrega
aquel año. A partir de ese momento se pierde la pista del manuscrito durante
cien años, hasta que en 1706 aparece en manos de un partidario de Felipe V, que lo utiliza para pasar una
información confidencial a un amigo que se encontraba en el Virreinato del
Perú. Se produce la Guerra
de Sucesión entre Borbones y Austrias. Leopoldo
de Trazegnies Granda, autor del libro “A
los leyenderos de Cervantes & Cía” cuenta en su libro: “el desconocido
poseedor de ‘El guitón Honofre’ le
transmite a su corresponsal en Lima que "Francia
pone ducientos (sic) mil hombres en
campaña" para reforzar el sitio de Barcelona a favor de Felipe V. El
informador, al parecer bastante exagerado, lo hace escribiendo su mensaje
secreto en las guardas finales del legajo: "Amigo
y querido mío, estas nobedades (sic) te escribo con este artificio...".
Y se despide: "Hasta que nos veamos
fuera de aquí y en nuestra amada patria España...". Por estas palabras
podemos deducir que el remitente de la carta probablemente formaba parte de los
ejércitos del rey Borbón y no se encontraba en ese momento en España, tal vez
estaba en Flandes, sin embargo ¡llevaba consigo el manuscrito! que utiliza para
mandarle la información al amigo residente en el Perú. De esta manera el
manuscrito pasa por primera vez en un galeón a América a principios del siglo
XVIII. Se desconoce quién era el personaje al que iba dirigido el mensaje
secreto ni lo que hizo con el legajo. Muy probablemente, consciente de la
importancia del documento, lo entregara él mismo o sus descendientes, a la
biblioteca de la capital del Virreinato. El manuscrito conserva la huella de su
paso por esa institución mediante un sello borroso, al que le faltan algunas
letras, que figura en la parte inferior izquierda del folio 2v y que también
reaparece en el folio 40v y 80v: BIBLIOTECA
[PUBLI]CA DE LIMA.” Posiblemente aquel manuscrito permanecido en la Biblioteca de Lima ciento setenta y cinco años. Dio tiempo a que el Perú se
independizara de España y se estableciera como una república (1821) y entrara
en guerra contra Chile (1879-1883). La Biblioteca Nacional
de Lima fue saqueada e incendiada por
los soldados chilenos en 1881. No se sabe con certeza si el manuscrito formó
parte del botín de la Guerra
del Pacífico y llevado a Chile, o robado de la Biblioteca antes de la
ocupación chilena. También se desconoce cómo regresó a Europa. Puede ser que el
ladrón del manuscrito lo vendiera en Francia
a principios del s.XIX y terminase en la librería de lance donde fue
adquirido por Langueard. Cuenta Leopoldo de Trazegnies en su libro que “en 1930
el bibliófilo francés escribió un artículo describiendo su hallazgo en la ‘Revue Hispanique’. En
1956 Joseph H. Silverman, de la Universidad de California, se interesa por el
manuscrito y Paul Langeard le comunica que ya no lo tiene en su poder que, unos
años después de la publicación del artículo, se lo había vendido a la William
Allan Neilson (Library of Smith College.Northampton,
Massachusetts). De esta manera “El Guitón”
había vuelto en 1936 por segunda vez a América, esta vez a la del Norte y
suponemos que por vía aérea. Después de diez años de gestiones con la
biblioteca del Smith College, entre
1956 y 1965, Silverman, consigue una copia fotográfica del manuscrito. Y en
1967 el departamento de español del Smith
College accede a que la señora Hazel
Genéraux Carrasco prepare una edición crítica de la obra”.
martes, 29 de septiembre de 2015
Infringir e infligir
Infringir es un verbo transitivo cuyo sinónimo es
quebrantar. Infligir tiene dos acepciones: 1. causar o producir daño, y 2.
imponer o aplicar un castigo o pena. Un ejemplo de infringir las leyes puede
explicarse cómodamente en los presuntos casos de corrupción de los responsables
de la Gürtel, o
de la Púnica,
o en los presuntos desafueros de Rodrigo Rato o de Iñaki Urdangarín, cuyo
pretérito perfecto compuesto en su tercera persona del plural es “ellos han
infringido”. Lo de “presunto” lo añado por el hecho de no existir sentencia
firme contra los responsables de las tramas de corrupción o contra aquellos
individuos que de alguna manera causaron el quebranto. Infligir, como decía, ya es harina de otro costal. Infligir
daño es, por ejemplo, lo que hizo durante mucho tiempo Billy el Niño, o sea,
Antonio González Pacheco, aquel inspector de la Brigada Central de
Información (antigua Brigada Político Social) que durante el franquismo se
dedicó en la DGS
a torturar, y en muchos casos hasta causar la muerte, a un montón de ciudadanos
detenidos por presunta desafección al Régimen. Según la edición de El País (29
de septiembre de 2013) José María Irujo cuenta: “En 1977, Billy el Niño fue
condecorado por Rodolfo Martín Villa entonces ministro del Interior, con la medalla de
plata al Mérito Policial y agasajado por cien policías en una comida de
desagravio por la “persecución” de la que era objeto por los medios de
comunicación. Entró en la brigada antiterrorista a las órdenes de Roberto
Conesa y acabó su carrera en la policía judicial. “Era uno de sus niños
bonitos”, recuerda un comisario. En 1982 pasó a la situación de excedencia para
trabajar como jefe de seguridad de Renault. “Discute con todo el mundo. Se ha
vuelto más visceral y exaltado”, asegura uno de sus excompañeros.” Hace pocos
días, una cadena de televisión (La
Sexta) lo ha visto por las calles de Madrid. Trató de
esquivar a las cámaras y se “refugió” en el interior de un taxi. La jueza argentina María Servini emitió en
septiembre de 2013 una orden de captura internacional tras imputarlo por
crímenes de lesa humanidad, pero la Audiencia Nacional
rechazó su extradición alegando que los delitos de tortura infligidos habían
prescrito. Hay delitos infligidos, como la tortura, que en un Estado de derecho
no deberían prescribir nunca, de la misma manera que aquellos que han
infringido las leyes no debieran irse de rositas ni poder ser amnistiados en un
Consejo de Ministros.
El triunfo, ¿pero de qué Ilustración?
Los siete puntos de Jordi
Sevilla enunciados en El Mundo
deberían hacer reflexionar a Mariano
Rajoy y a todo el Gobierno que él preside. “La sensación –señala Sevilla-
de que el Gobierno carece de un proyecto nacional de futuro, que no sabe a
dónde quiere ir y que se limita a apagar fuegos en clave partidista, buscando
permanecer en el poder a toda costa, genera hoy mucha más inquietud en los
mercados financieros internacionales, que cualquier otra cosa relacionada con
España. Reunirse con inversores es fácil, sobre todo para un ministro [Guindos]
o un cargo político destacado. El problema es para qué la reunión, qué se
les dice, cuál es el mensaje que se les transmite. Y ahí es donde el
Gobierno se muestra vacío de ideas, más allá del miedo que ya no funciona. Ni
entre los votantes, ni entre los inversores, ambos con posibilidad de
contrastar el mensaje gubernamental con otras visiones y otras propuestas, más
interesadas en construir un país con futuro.” Pues bien, Sevilla viene a decir
en cada uno de esos siete puntos lo siguiente: primero, que existe una
autosatisfacción injustificada por parte del Gobierno y que “España no puede
competir a base de salarios bajos y mercado laboral precario”; segundo, que
“existe un volumen de deuda interna muy elevado en el sector privado y
creciente en el sector público”; tercero, que “el paro juvenil es récord en
Europa”; cuarto, que “existe una fractura social tremenda, con un elevado porcentaje de ciudadanos en la pobreza”;
quinto, que hay “una economía dual, con bastantes empresas globalizadas que
compiten en los mercados mundiales, junto a un importante segmento de actividad
económica que basa su rentabilidad en rentas derivadas de su proximidad a
decisiones administrativas discrecionales que generan riesgos legislativos”;
sexto, que España cuenta con “un sistema fiscal poco dinámico, que castiga con
una carga tributaria a las rentas generadas por el trabajo, el esfuerzo y el
emprendimiento, superior a la que aplica a las rentas derivadas de la riqueza
adquirida”; y, séptimo, que permanece una “sensación generalizada de que hace
falta un gran impulso de consenso reformista en España que ataje la corrupción,
mejore el funcionamiento de la justicia, de las administraciones públicas y de
los procesos de toma de decisiones públicas, incluyendo una reforma de la Constitución, que se
compadece mal con el tancredismo que cualquiera puede observar en el presidente
Rajoy, cuya decisión más importante es no tomar decisiones, o cambiar cuando se
ha adoptado alguna.” Un cóctel –según Sevilla- con siete ingredientes letales
capaces de dejar turulato al más pesimista. Si a esa pócima le añadimos unas
gotas de angostura, es decir, el
resultado del PP en los comicios de anteayer en Cataluña (123.000 votos menos que
en 2012, que equivale a pasar de 19
a 11 diputados)), y que José María Aznar – y así lo señalaba ayer El País - “ya ve al PP ante
el peor escenario posible”, nos encontramos
ante un panorama de cara a las generales lleno de perplejidad por el avance
imparable de grupos emergentes de toda condición. Por otro lado, en un
editorial de ayer en ese diario, su presidente Juan Luis Cebrián, en su trabajo
“Españoles, a las urnas cuanto
antes”, anotaba: “La noticia de ayer
es de una importancia insoslayable: consiste en la ruptura del consenso
constitucional en una comunidad autónoma que representa el 20% del producto
interior bruto de España y el 15% de su población”; y, en consecuencia, ve irresponsable que el
presidente del Gobierno quiera apurar la legislatura hasta Navidades. El
deseado “triunfo de la
Ilustración, que ayer no pudo ser”, según Cebrián, necesita -según lo entiendo yo-
del fin del bipartidismo como primera medida para que pueda ser factible. Ya
dijo Voltaire, el ilustrado más
radical, que “no hay reloj sin relojero”. Ni Cánovas ni Sagasta ni Rajoy ni Sánchez saben muy bien por dónde caminan. Lo dejó claro Julio
Cerón hace casi tres décadas en un pequeño recuadro del diario ABC: “El que vale poco y se cree que
vale más de lo que vale, no vale”. España perdió el tren de la Ilustración y se apagó
la luz de la razón el día que los españoles echaron a Napoleón de nuestras tierras y al grito de “¡vivan las cadenas!”
nos convertimos en vergonzosos vasallos del Borbón de barbilla zoqueta, Fernando
VII. Sarna con gusto, no pica. Lo que parece raro es que desee el triunfo
de la Ilustración precisamente José
Luis Cebrián (hijo de Vicente Cebrián,
director del diario Arriba, órgano de
Falange Española), periodista que comenzó su andadura en el diario Pueblo, a las órdenes de Emilio Romero, que en 1974 fue nombrado
jefe de los servicios informativos de RTVE
con el último gobierno de la dictadura franquista, y que ese mismo año fue nombrado
director del diario ABC, siendo Arias Navarro jefe del Gobierno que dio
su aprobación. Lagarto, lagarto… Seguro que al referirse al “triunfo de la Ilustración” se
referiría Cebrián, supongo, a la “ilustración” de determinadas páginas de
huecograbado de no sabemos qué diario (aunque presumo que al diario de la grapa) y de no sabemos cuándo. Si no, no se
comprende.
domingo, 27 de septiembre de 2015
Wálter Benjamín en el recuerdo
Imagine, amigo lector, un puente de hierro de ferrocarril,
con una pasarela lateral para peatones de un metro de ancho. Un perro atravesando el
puente y un ciclista paleto detrás de él, achuchándolo para que le abra paso. Y
el perro, sintiéndose desprotegido, se coloca sobre la caja de la vía. Llega un
tren de mercancías y el perro, con el ruido de la locomotora sobre el puente, intenta salir y es pillado
por uno de los vagones, que le machaca la cabeza. El dueño del can, que pesca barbos
debajo del puente sobre el Jalón, nota que le cae sobre su camisa un chorro de
sangre. Pues bien, eso le pasó a mi perro Tarzán
y algo parecido le sucedió a Walter
Benjamín (pseudónimo de Walter
Bendix Schönflies Benjamín) aunque de otra manera. Benjamín fue un judío
intelectual alemán antiguo alumno de Wyneken
que, como señalaba ayer Ariane Díaz
en La Izquierda Diario, “fue
testigo en pocos años de una efímera república de Weimar carcomida por la crisis económica, tres intentos
revolucionarios fallidos y, finalmente el ascenso del nazismo.” (…) “Benjamín
no quiso hasta último momento abandonar París, donde vivía después de que le
hubieran quitado su nacionalidad alemana, a pesar de la insistencia de sus
amigos y colegas ya exiliados.” Ante las circunstancias adversas, es decir, el
avance del nazismo en Francia, Benjamín se instala en 1940 en el Hostal Francia de Portbou (Gerona) donde
se siente descubierto por la policía política al servicio del franquismo. A la
mañana siguiente, 27 de septiembre, aparece muerto en su triste habitación
abrazado a una maleta llena de apuntes, hoy perdidos. No quiso que pudieran
devolverlo a Francia y caer en manos de la Gestapo. Sus
compañeros de viaje ( Theodor Adorno,
Erich Fromm Henny Gurland…) que corrieron mejor suerte, pagaron el alquiler
del nicho 563 por cinco años, donde descansaron los restos del filósofo hasta
que, pasado ese quinquenio, fueron trasladados a la fosa común del cementerio
local. En el certificado de defunción figura el nombre de Benjamín Walter, fallecido a causa de
un aneurisma cerebral, lo posibilitó que un cementerio católico acogiese los
restos del pensador germano, evitando complicaciones burocráticas. En el
camposanto de Portbou hay un monumento en memoria del filósofo. Hoy, 27 de
septiembre, se cumplen 75 años de su trágica y misteriosa muerte. Con el espín
del otoño me apetecía recordar al filósofo alemán. También a mi fiel amigo.
sábado, 26 de septiembre de 2015
Toreo de salón
A mi entender, ha sido una acertada idea que la
alcaldesa Manuela Carmena haya eliminado en el presupuesto municipal para
2016 la subvención de 61.000 euros con la que se ayudaba a la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda, o sea,
casi la mitad de los ingresos del consorcio formado entre empresa privada
(30.000), la Comunidad
de Madrid (40.000) y el Ayuntamiento. Leo en El País que “según ha
comunicado el Ayuntamiento, el motivo para retirar esta subvención es que el
presupuesto de la escuela, con una media de 38 alumnos, es desproporcionado en
relación al que se destina a actividades culturales o deportivas de mayor
demanda. Además, las clases y talleres que se imparten en ese centro no son
compatibles con los derechos de los animales”. Punto pelota. Lo normal sería
que las escuelas taurinas las financiasen los aficionados, de la misma manera
que los ciudadanos particulares se financian de su bolsillo los estudios de
idiomas, de vuelo sin motor o de jota aragonesa. Otra noticia importante es que
el Gobierno, al aprobar adherirse al Convenio
europeo sobre protección de mascotas prohíba cortar orejas, rabos, seccionar
las cuerdas para evitar el ladrido o extirpar las garras y los dientes a los animales de compañía. Un
convenio que, además, limitará el uso de animales domésticos en publicidad y
espectáculos. Ya veremos cómo se resuelve el asunto de los circos, los toros de
fuego en las fiestas de los pueblos, la caza de pajarillos con diversos cepos,
el triste espectáculo de mascotas expuestas en escaparates y el lamentable
espectáculo que produce ver perros abandonados en carreteras y calles. Los animales, sean de
compañía o no, merecen nuestro respeto. Me canso de repetirlo en mi blog una y otra vez, aunque me temo que
la iniciativa del Ministerio que preside Isabel
García Tejerina tenga los mismos efectos en la praxis que predicar en el desierto de Atacama, preñado
de gigantescas siluetas inquietantes.
Digámoslo claro: en un país que parece indiferente ante la infamia que produce
el hecho de que sigan más de 100.000 esqueletos en las cunetas y en los
barrancos; y ante un Gobierno de derechas que parece desafecto a lo que
representa la Ley de la Memoria Histórica,
la firma del Convenio europeo sobre
protección de mascotas producirá en los firmantes la misma risa que ver a
un burro comiendo higos.
jueves, 24 de septiembre de 2015
27 de septiembre
El libro de Carlos
Fonseca, “Mañana cuando me maten”,
recuerda las últimas ejecuciones del franquismo el 27 de septiembre de 1975.
Poco antes de las ocho y media de la mañana de ese sábado, Ángel Otaegui era ejecutado en el penal burgalés de Villalón. Pasó
las últimas horas acompañado por el capellán de la
Cruz Roja y por el segundo capellán de ese
penal, Julio Lucio. Pidió una
botella de coñac para combatir el frío y unos cuantos paquetes de cigarrillos.
Durante esas horas charló con los sacerdotes, pero se negó a confesarse. Juan Paredes Manot, “Txiki”, fue ejecutado a las ocho y
treinta y cinco minutos de la mañana. Su hermano, Miguel Paredes, “Mikel”,
aguardó en el depósito de cadáveres del cementerio del Norte, junto a los tres
abogados del ejecutado –Palmes, Oranichy
y el capitán Coronado- la llegada de
la ambulancia que conducía su cadáver. Txiki
pasó la última noche de su vida con su hermano y sus abogados defensores. A lo
largo de las doce horas de espera sólo tomó una taza de café y recibió la
visita de su notario al que hizo entrega de un documento político. A las seis
de la madrugada escribió unas líneas a sus hermanos pequeños, en el anverso de
una foto de comunión que la autoridad militar le había permitido tener en su
celda. Su ataúd sería depositado en el nicho número 18.892. De Carabanchel sale
a las 7’35 horas camino de Hoyo de Manzanares la comitiva: tres furgones,
15 jeeps
y dos turismos negros, al parecer con el capellán y el médico que habrá de
certificar la defunción de los condenados Humberto
Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón
García Sanz. A las 9’23 horas suena la primera descarga y un leve “tac” del
tiro de gracia se pierde en las lomas de El Palancar. A las 9’40 se oye la
segunda descarga cerrada. Poco después se escucha una tercera descarga. A
partir de ese momento comenzarían las reacciones en el extranjero contra el
régimen de Franco. El diario ABC comentaba en un editorial. “Ha
habido justicia: ha habido clemencia”, en referencia a los indultados. Y Fernando Ónega, comentarista del diario
falangista Arriba, decía refiriéndose
a las sentencias: “Como dijo el señor Herrera
Esteban a los periodistas, es un tema importante y delicado sobre el que no
es correcto abrir debate. Se queda en el marco de la ley, en el cumplimiento de
la ley, y sólo parece oportuno referirse a unos detalles concretos: primero,
que no hubo el menor disentimiento en el seno del Gabinete a la hora del
‘enterado’; segundo, que los acuerdos de Consejo de Ministros se adoptan por
unanimidad; tercero, que no sería lícito ocultar, por la gravedad de efectuar
cinco ejecuciones, la elevada cifra de indultados; y cuarto, que el ejercicio
del derecho de gracia no va a significar –previsiblemente- que terminen las
tensiones y presiones internacionales.”
Así fue.
(Fuente consultada: Cambio 16, núm. 200, pp. 26, 27 y 31.)
miércoles, 23 de septiembre de 2015
Parábola para gobernantes
Jesús
Sancho Rof, entonces ministro de Sanidad por UCD, con ocasión del desastre
del aceite de colza desnaturalizado, llegó a asegurar a los medios que el
responsable “era un bichito que, si caía de la mesa, se mataba.” Por supuesto,
los hechos demostraron que no era así. Años más tarde, ya con Rajoy en el Gobierno, llegaría a
ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad Ana Mato, que nunca supo manejar el problema del ébola y que fue, a
juicio del periodista Ramón Lobo, una “flamante inutilidad”.
Y ahora llega un ministro, el de Interior, Jorge
Fernández Díaz, afirmando que “lo que queda de ETA cabe en un microbús
pequeñito y que además, desde ayer, va sin conductor”. Y esas, a mi entender,
desacertadas palabras las ha expuesto al día siguiente de que las Fuerzas de Seguridad detuvieran en Francia a dos de los presuntos jefes de
ETA, David Pla e Iratxe Sorzabal, en una exitosa
operación de la
Dirección General de Seguridad Interior y de la Guardia Civil. Y
señalo que, a mi entender, son unas desacertadas palabras del ministro si
tenemos en cuenta que esa organización terrorista ni ha entregado las armas en
su poder ni ha anunciado su disolución, por más que en 2011 anunciase el cese
de su actividad delictiva. Fernández Díaz debería saber, como sabe, que no hay
enemigo pequeño y que la banda terrorista jamás ha reconocido el daño causado.
Ante esa falta de disposición a funcionar dentro de la legalidad, hablar de
microbús sin conductor es, al menos, una frivolidad impropia en un ministro.
También en su día se dejó de vacunar a la población infantil contra la
tuberculosis, cuando se entendió desde la OMS que el bacilo de Koch que la producía estaba controlado. Pero por aquellos años del tardofranquismo no existían las
migraciones a gran escala hacia Europa que se producen ahora, en su mayoría
huyendo de las guerras y de la hambruna existente en los países de origen. Hoy
cualquier ciudadano, en consecuencia, puede inhalar microscópicas gotas de
saliva procedentes del estornudo de un “sin papeles” y reavivarse los casos con
mayor virulencia. Y si encima se ponen pegas legales a la atención sanitaria de
los recién llegados por parte del Gobierno de turno, el resultado puede ser de
consecuencias imprevisibles. De nada sirven los controles de las cartillas
sanitarias de vacunaciones cuando el problema instalado desborda cualquier
previsión. Y esa especie de “parábola
para gobernantes” aquí expuesta puede servir, también, para los casos de
terrorismo etarra, yihadista, etc.
Siempre habrá que estar en alerta. Los terroristas que causaron la masacre de
Atocha el 11 de marzo de 2004 también cabían en un microbús pequeñito. Pero el
resultado de aquello fue de 191 muertos y más de 1.800 heridos de diversa
consideración.
martes, 22 de septiembre de 2015
Los jueves, milagro
¡Lo que nos faltaba! Ahora resulta que el cardenal Antonio Cañizares convoca a rezar por
España y su unidad, ante el “peligro” que supone que los catalanes acudan a las
urnas el próximo día 27. El actual arzobispo de Valencia entiende que “no hay
justificación moral para la secesión”. Parece que de pronto nos hubiésemos
retrotraído a los años 30 del pasado siglo y al posterior nacionalcatolicismo. ¿Qué tiene que ver Dios con los asuntos
políticos de un Estado de la UE,
o con la libertad de opinión de sus ciudadanos expresada en las urnas? ¿Acaso
el Gobierno actual, de derechas, necesita tener que volver a echar mano del
mito de la Cruzada?
Como bien señala Jorge Guerrero García en
un excelente trabajo, “La jerarquía eclesiástica vinculó el régimen franquista
con la España
entendida como nación elegida por Dios para defender el Cristianismo: existe
una clara identificación entre nacionalidad española y catolicismo. La lucha
entre el bien y el mal es la lucha de la España católica contra la anti-España (las
dos Españas enfrentadas por la religión). Desde el punto de vista
sociológico, las devociones religiosas desempeñaron una clara función de
simbolizar, reproducir y reforzar los niveles de identificación social durante
la construcción del régimen franquista. Estas creencias religiosas reflejaban
el espíritu combativo del catolicismo contra el régimen republicano, el cual
llegará a su máximo exponente durante la propia Guerra civil y las primeras
etapas del franquismo”. Pero remontémonos a esos principios de los años 30: en
1931, recién proclamada en España la República, en el entorno del grupo de La Conquista del Estado,
que en el otoño de ese mismo año se transformó en las JONS (Juntas de Ofensiva
Nacional-Sindicalista), y principalmente frente al avance del secesionismo en
Cataluña, comienza a gestarse la aplicación a España del rótulo
centenario una, grande y libre.
El 13 de junio de 1931 publica Ramiro Ledesma Ramos su
artículo "España, una e
indivisible" (donde quedó establecido como grito: “¡Viva la España, una e indivisible!”).
Pero aunque es frecuente que historiadores más o menos perezosos atribuyan a Ramiro Ledesma la consigna “España, una, grande y libre”, más bien
parece que de hecho fue acuñada por su colaborador Juan Aparicio
López, el mismo que propuso también como emblema de las JONS el
yugo y las flechas, y como su bandera la roja y negra. También es cierto que en
septiembre de 1932 Manuel Azaña,
entonces jefe de Gobierno, en un discurso
pronunciado en Santander señalaba que “nosotros, los hombres que hemos
traído la República,
necesitamos la patria republicana para nosotros, porque nosotros queremos una
patria grande y libre”; y que en diciembre de 1934, en las Cortes, José Antonio Trabal, diputado de
Esquerra Republicana, aseguró no tener ninguna duda “de que el pueblo catalán
luchará por la España
grande y libre”. Lo cierto es que el próximo día 27 de septiembre los
ciudadanos de Cataluña están convocados a las urnas, no a las barricadas. Y a
partir de ese día, Cataluña seguirá dentro de España. Por lo tanto sobran
histerismos por parte de los políticos y de determinados medios de comunicación
del pesebre. De la misma manera, también sobra que Cañizares convoque a la
oración por “España y su unidad”.
Aquí no se trata de procesionar crucifijos e imágenes de santos milagreros, no
ya para implorar lluvia en época de pertinaz sequía, sino para evitar mediante
el “milagro” la imposible secesión catalana. El ciudadano debe ser libre de sus
propios destinos, existan o no hisopos e incensarios de por medio. A ver si el
cardenal Cañizares, a fuer de rezos, vísperas y completas, nos hace una nueva
versión de “Los jueves, milagro”,
aquella película de 1957 dirigida por
Luis García Berlanga, donde don
Ramón, el dueño del balneario de Fontecilla, harto de su escasa y poco
aristocrática clientela, en connivencia con el alcalde, el maestro, el barbero,
el dueño del hotel y don José, un
acaudalado propietario, urde un plan: organizar una aparición mariana, como la
de Lourdes, que atraiga al turismo y a los devotos. En España, que yo sepa, el
“milagro” se producirá el día que desaparezca el Concordato firmado en 1979, que
no exista una alarmante corrupción política, ni un 24% de parados, ni 10
millones de ciudadanos con baja comprensión lectora.
Llega el otoño
Leo que más de 5.000 enfermeros tienen la formación que les
permitirá recetar medicamentos. Pues nada, a este paso día llegará en que un
maestro de escuela pueda estar habilitado para dar clases magistrales de
Matemáticas en la
Universidad; que un celador aplique inyecciones
intramusculares a los jubilados y que un farmacéutico esté habilitado para
expender en su oficina de farmacia parches para ruedas de bicicleta. Esto es el
mundo al revés. De hecho, leo en Heraldo
de Aragón que un profesor de Zaragoza, Miguel
Ángel Miguel, que tiene nombre capicúa y ejerce en el colegio Hijas de San José, “graba vídeos en casa, los edita, muchos de ellos los
subtitula y los sube a su canal de Youtube.
El primero, "El Porompompero de las
ecuaciones", lo colgó el 31 de diciembre. En él
cuenta los pasos para resolver ecuaciones (paréntesis, denominadores,
reducimos, transponemos, despejamos y comprobamos) guitarra en mano. Después ha
grabado muchos más: igual explica el teorema
de Pitágoras que cómo resolver funciones, ecuaciones, múltiplos y divisores
o cómo calcular un préstamo hipotecario”. ¡Toma ya! Eso de Hijas de San José también me ha llenado de asombro. Ignoraba que al
padre putativo de Cristo le hubiesen
salido más retoños bastardos que a los Borbones
y a los Austrias juntos a lo largo
de la historia. Y es que hay días en los que uno no sale de su asombro. También
me entero hoy de que han detectado la llegada del mosquito-tigre en Aragón y
que ya vuela sin necesidad de utilizar GPS
por Huesca. Esos mosquitos no entienden del espacio
Schengen y desconocen los problemas que causan las migraciones masivas.
Aparecen cuando les viene en gana como si fuesen drones y no hay radares que
los detecten ni cazabombarderos que les puedan frenar en su invasión por el
espacio aéreo. Contra ese díptero invasor llegado desde Asia no hay defensa y
las enfermedades que transmite, entre ellas el chikunguña, carecen de vacuna.
En fin, mañana comienza el otoño y a todos nos empapará ese raro esplín que,
como sucede con la piojera, ataca con mayor virulencia a los románticos
desnutridos.
lunes, 21 de septiembre de 2015
Santisteve: 100 días
Carlos Pérez Anadón es de esos políticos que un día
decidieron vivir de la política y es lo que todavía está haciendo. El viejo
“damasco”, que iba para alcalde y se quedó de eterno segundón, dice ahora, en
una rueda de prensa que recoge Heraldo de Aragón, que “no se arrepiente e haber
apoyado la investidura de Pedro Santisteve como alcalde, pero sí ha reconocido
que se siente defraudado por la gestión de su gobierno de los primeros cien
días de mandato”. Recuerda que le apoyaron los socialistas por responsabilidad
y por sentido democrático, al ser Zaragoza en Común la fuerza más votada. A
Pérez Anadón le “molesta”, entre otras cosas que el Ayuntamiento de Zaragoza no
se haya inscrito en la Federación Española
de Municipios y Provincias; que se haya cambiado el nombre del hasta ahora
Pabellón Príncipe Felipe (desde ahora José Luis Abós); que los concejales vayan
como Institución el día de la patrona a la ofrenda floral pero no a la misa,
etc. Lo que no cuenta ese edil es que una reciente auditoría interna ha
aflorado demasiada deuda oculta, que deberemos soportar los zaragozanos. Y todo
lo acontecido en esos cien días ese edil, que pareciera recién llegado de
Marte, lo resume en una frase: “Gestos tiene, gestión cero”. Vayamos a la deuda
oculta: a largo plazo, 814 millones de euros y obligaciones de pago confirmadas
para 2015 que suman más de 109 millones. Además, se prevé que en 2016 se tenga
que pagar alrededor de 80 millones de euros en sentencias que estaban
recurridas. Una situación que desde Zaragoza en Común reconocen que no pueden solucionar ni en uno
ni dos años y que se quiere solventar subiendo impuestos como el IBI y el IAE
para gravar a las rentas más altas, empresas y centros comerciales. Según datos de El
Economista (8.9.2015), “en la auditoría interna llevada a cabo se han
analizado las partidas de gasto que tienen un importe superior a 600.000 euros,
detectándose que no hay crédito presupuestario para atender 21 de ella. Se
trata de un desfase que asciende a 60.818.514 euros, cantidad que se
corresponde con 44.926.391 euros de obligaciones del 2014 aplicadas o
pendientes de aplicar al presupuesto de 2015; 8.060.319 euros con revisiones de
precios y liquidaciones que no se presupuestaron y que están pendientes de
aplicar; 2.402.341 euros con partidas infradotadas de presupuestos de 2015 que
afectan a servicios como la luz, gas o limpieza; 2.142.859 euros con el
convenio de la
Diputación Provincial de Zaragoza por obras en barrios
rurales que no se ejecutaron y que hay que pagar y 3.286.612 euros, cuantía
esta última que se adeuda a Expo Zaragoza Empresarial por una encomienda de
gestión de mantenimiento del Parque del Agua y que se viene arrastrando desde
el año 2010”.
¿Por qué no habla Pérez Anadón, al referirse a Pedro Santisteve, de esa deuda
heredada de Alberto Belloch y en cuya gestión municipal él formaba parte?
¡Cállese, hombre, cállese! En boca cerrada no entran moscas.
Manual de vieja urbanidad
En su artículo “Un
mamarracho en el Congreso de los diputados”, publicado hoy en El Correo de Zamora, José Luis Martín viene a señalar que un
profesor debe ir bien aseado y perfectamente arreglado para que sus alumnos de
Secundaria le copien. El señor Martín es un hombre de edad avanzada y amigo de
los uniformes. “Cuando fui jefe de Estudios en un Instituto, -señala- procuré
buscar el Boletín Oficial en el que constaba la fundación de aquel Instituto y
apliqué la ley entonces todavía vigente. Todo Instituto debía aportar dos datos
en su fundación, además del nombre: El uniforme que debían llevar sus alumnos y
el nombre de su santo Patrón. En virtud de ello, exigí que se reinstaurara el
uniforme, que había quedado en desuso. En lo único que fui tolerante fue en
permitir que la camisa pareciera blanca de lejos y que la corbata no fuera azul
por necesidad”. Si eso que Martín expone
en su trabajo literario se lo trasladase yo a mi hijo, profesor de Física y
Química en un instituto de Secundaria en Collado-Villalba, se partiría de risa.
No hará poco, ya lo creo, si consigue
que los educandos adolescentes lleguen a clase a la hora, que atiendan a las
explicaciones de su profesor y se comporten con un cierto decoro. No están los
tiempos como para exigir a los alumnos, muchos de ellos venidos de otros países
y con otra cultura cívica, que vistan con camisa blanca y que usen corbata,
aunque no sea azul. Vamos, ¡ya te digo! “Como dato curioso, -sigue escribiendo
Martín- consignaré que el hecho causó la admiración del señor gobernador de la
provincia, cuando cruzó por el centro de la ciudad en el tiempo que los alumnos
del Instituto disfrutaban allí de su recreo diario”. ¿Y quién era ese
gobernador civil? Supongo que siendo gobernador civil, en su condición de jefe
provincial del Movimiento sería un fascista de tomo y lomo. Pero lo dicho por
Martín sólo es una excusa para hacer referencia directa a otra cuestión, para
él preocupante. Dice: “un señor, perteneciente a un partido
minoritario en el Congreso de los Diputados, adicto a la causa de la Independencia de
Cataluña, ha subido a la tribuna de oradores vestido con un atuendo
extravagante, que consistía en una especie de camiseta conformada por la
bandera independentista catalana. El tal "señor", [ahora lo de señor
lo pone entre comillas] en su perorata anticonstitucional realizó la acción de
romper unas páginas de la Constitución Española de 1978. Aún estando de
acuerdo en la apreciación de que este acto significa una burla para todos los
españoles y para nuestra nación, yo me quiero limitar al atuendo inadmisible
del "señor" [y dale con las comillas] diputado. Yo, presidente del
Congreso, no hubiera permitido al exhibicionista [ por supuesto, no de esos que
se desabrochan la gabardina para enseñar sus vergüenzas] subir a la tribuna de
oradores; hubiera ordenado que se lo hubiera expulsado del Congreso. Entiendo
que los señores diputados deben asistir, ya que no existe uniforme preceptuado,
convenientemente vestidos, como asisten a un acto solemne de categoría social.
No es de recibo que un diputado vaya mal vestido y mucho menos que exhiba, en
edificio tan emblemático como el Congreso, símbolos contrarios a la unidad de
la patria proclamada en nuestra Constitución”. Vale, señor Martín, no
siga… Se le entiende todo. Por lo que usted dice, se desprende que le gustaría
que los diputados al Congreso vistiran chaquetilla blanca como los procuradores
en Cortes, aquellos tipos que sólo iban al Hemiciclo a aplaudir las decisiones
tomadas de antemano en El Pardo. En suma, lo que cuenta el señor Martín queda
muy bien. Eso mismo lo podría haber
escrito a las mil maravillas Rufo Gamazo,
q.e.p.d. Lo que le pasa es que el nostálgico Martín se ha equivocado de época.
sábado, 19 de septiembre de 2015
Anomalías históricas
viernes, 18 de septiembre de 2015
Herrumbrosas lanzas
Me entero por José
María Nieto, colaborador del diario ABC
en Castilla-León, a propósito de la
defensa que éste hombre hace del toro de la Vega, que “en los pueblos de Valladolid, por ejemplo, si un toro destripa a alguien
en un encierro pero se da el caso de que la víctima es del pueblo de al lado no
se suspenden las fiestas”. (…) “En
mi opinión esta humanización del toro no es diferente a la que hacen los
taurinos cuando confieren virtudes humanas como la bravura o la nobleza a un herbívoro
que, perdónenme, es un animal especialmente estúpido, cuyo comportamiento no es
más interesante que el de las aves o los peces”. En fin, respeto lo que cuenta
Nieto sobre el comportamiento del toro, aunque no lo comparto. Por otro lado,
me parece espantoso que las banderas de algunos ayuntamientos sólo se pongan a
media asta cuando la posible víctima de un encierro sea del pueblo. Si no es
vecino, ni flores. Bonita manera de acoger a los forasteros que son, a la
postre, quienes dejan dinero contante y sonante en esas localidades durante los
días de festejos populares. ¡Pobre Rompesuelas! The
New York Times, al hacer referencia al toro de la Vega, señalaba la cita de un
editorial de El País en el que se
definía a esa tradición como un símbolo de “repugnante brutalidad”. Pero
yo creo que a los habitantes de Tordesillas les interesa que en la prensa
internacional se hable tanto de la ciudad vallisoletana como de sus ciudadanos,
aunque sea para mal. Si no fuese por esa salvajada, nadie hablaría de Tordesillas;
y los paletos con lanza o sin lanza, a
lomos de rocín o descabalgados, no soportan que su pueblo no sea el ombligo del
mundo. Espero que no se sulfuren los tordesillanos, que el rol de paletos
afecta a personas de todo tipo y condición. Miguel Ayuso, que sabe mucho de esas cosas, tiene escrito que “para
el psicólogo Karl Albretch, consultor
de management y autor de
más de 20 libros de desarrollo profesional, los paletos en su país
cumplen, tradicionalmente, una serie de características: son personas groseras,
de educación y habilidades sociales limitadas, del entorno rural, con un escaso
nivel cultural, una actitud tradicionalista (cuando no reaccionaria) y
tendencia a la autocomplacencia. Su figura está estereotipada: van armados [en
este caso de lanzas], tienen grandes coches [en este caso todoterrenos] y les
gusta la caza y la pesca, [a ser posible de forma furtiva]. Este tipo de gente
nunca aceptaría ser tomados como paletos: creen que son poseedores de la verdad absoluta”. De
cualquier manera, existe un paletómetro
ideado por Albretch que mide a la perfección en qué grado de paletismo se
encuentran determinados catetos y mequetrefes, que no expongo aquí por una cuestión de espacio.
miércoles, 16 de septiembre de 2015
El nuevo padre Peyton
Dice Antonio Gala
en su columna de hoy en El Mundo que
“no está la Magdalena
para tafetanes”. Julio Llamazares,
en El País, al referirse a los
refugiados, señala que “nosotros somos los que nos refugiamos detrás de
nuestros Gobiernos, pero, como no lo sabemos o no podemos reconocerlo, llamamos
refugiados a los que vienen pidiendo ayuda como siempre hicieron los pobres y
los desheredados de la fortuna en la historia”. (…) “Tan solo la imagen de un
niño ahogado que, al vestir exactamente igual que nuestros hijos y no como un
pordiosero, nos hizo caer en la cuenta de que podía haber sido nuestro nos hizo
despertar y pasar a la acción dejando nuestros refugios y nuestra confortable
seguridad. ¿Por cuánto tiempo? Por el que dure en nuestras retinas la imagen
del niño ahogado, me temo. Después volveremos a nuestras fronteras, a nuestras
reticencias, a nuestras fortalezas defensivas semejantes a aquélla desde la que
el teniente Drogo esperó con miedo
toda su vida la invasión de los tártaros en la novela del italiano Dino Buzzati”. Pues sí, no está la Magdalena para
tafetanes. Obama le ha dicho a Felipe VI que “el mundo necesita una
España unida”. Pues nada, volveremos a colocar en nuestro escudo patrio aquello
de “una, grande, libre”, como llevaba
el águila rampante de san Juan a
modo de fular de tela fina, o de tafetán, del que se apropió Franco. Y lo que desea el paternal
Obama, que parece el jefe del clan de La Casa de la Pradera, es que con sus sesudos consejos
vuelva Artur Mas al redil, intentaremos que vuele el águila en libertad sobre
esa España unida y sacrosanta, agrandada y rumbosa, a la que le daremos de
comer en nuestra mano y a la que invitaremos a que aterrice en el aeropuerto de
Castellón, o en el de Ciudad Real, que para gustos se hicieron los colores.
Obama, que ya tiene lo que quería, es decir, la base militar de Rota a su
servicio, pretende además ejercer de Patrick
Peyton con los españoles, haciendo una especie de apostolado del rosario
en familia, la familia que reza unida permanece unida, y aquí no vale que
Cataluña y los catalanes que la conforman pueda ir por libre, a su bola. Ellos,
los norteamericanos, ya tuvieron su Guerra de Secesión y saben de qué hablan.
En fin, Obama podía haberle dicho al Rey
de España que está alarmado por la corrupción política y económica que no
cesan, o por la sevicia de los vallisoletanos contra el toro Rompe Suelas. Pero no, esas cosas, como
decía La Codorniz en su sección “La
cárcel de papel”, por ser considerados delitos de menor cuantía no es
necesario que pasen a la jurisdicción de más altos y severos organismos. Amén.
martes, 15 de septiembre de 2015
Sombras chinescas
Ya han matado de la forma más atroz -para los tordesillanos
de la forma “más normal”- al toro Rompe
Suelas. Y los salvajes de Tordesillas que apoyan esa fiesta del Toro
de la Vega han dado su faena por cumplida tras un gran
número de lanzadas y la consiguiente muerte del animal de la forma más violenta
y cruel que cabe imaginar. Pedro Sánchez
señalaba al respecto que, de llegar al poder, eliminaría esa atrocidad. ¿Por
qué no lo hicieron los socialistas cuando gobernaron? ¿Por qué Pedro Sánchez no
fuerza la dimisión del actual alcalde socialista José Antonio González Poncela? Esto no hay quien lo entienda.
Mientras el Rey, acompañado de su
consorte, “proyecta en EEUU la imagen de
la monarquía renovada”, como hoy señala El
País, en Tordesillas se retrocede a
los más oscuros tiempos de la Edad Media,
cuando estaba integrada en la
Merindad del Infantazgo de Valladolid (cuya descripción
figura en el libro Becerro de las Behetrías de Castilla),
en una retracción sólo comparable a la que sufrió esa ciudad a la llegada de Almanzor a finales del siglo X; o la
retracción de que a la población castellana de entonces le pareciese “algo
normal” –como les ha parecido hoy a los habitantes de esa antigua Merindad la
muerte de Rompe Suelas- que a Juana de
Castilla se la recluyese en un castillo de Tordesillas la friolera de 46
años. Cuando las mayores atrocidades se consideran “algo normal” entre la
población civil de un territorio, hay que atarse los machos y salir corriendo.
Habría que hacer una “memoria histórica”
de esos pueblos en los que parece “algo normal” que los quintos tiren desde el
campanario de una iglesia a una cabra, que lancen codornices en una especie de
cañón para que los cazadores les den gusto al gatillo de sus escopetas, que
todavía existan toros de fuego en muchas fiestas patronales… Los animales
merecen dignidad y respeto. Mientras no se logre sensibilizar la conciencia
colectiva, la Marca España
tendrá menos valor en el mundo civilizado que los billetes del juego del monopoly, por mucho que Felipe de Borbón intente proyectar ante
Obama la imagen de una monarquía
renovada. Hay proyecciones, no sé si esa lo será, que sólo son sombras
chinescas.
domingo, 13 de septiembre de 2015
Suspicacias
Leído hoy en el editorial de El Correo de Andalucía: “Tras
cinco años sumergida en un grave conflicto, Siria ya suma 220.000 muertos, 11
millones de desplazados, 3,9 millones de refugiados y 12,2 millones de personas
que necesitan ayuda para subsistir. Éstas son las cifras, pero mientras el
vértigo emocional desequilibra nuestro raciocinio, las desfachatez de las
instituciones y de la política internacional aún brilla con luz propia”. No hay que olvidar la Memoria Histórica
ni lo que aconteció en España, si queremos entender lo que está sucediendo
ahora en otros países. El comandante Robert
(jefe del Estado Mayor de la Tercera
Brigada de Guerrilleros Españoles) dejó escrito: “Después de
la derrota del Ejército Republicano, ametrallados por las carreteras, la
población civil huye y no nos dejan tranquilos, a pesar de la derrota. Nos
masacra la aviación italiana y alemana, y todo el mundo huyendo. Medio millón
de personas, quinientos mil seres humanos, niños, mujeres y ancianos…militares,
llenos de piojos…todos en el mismo merengue, y buscando refugio en un país que
creíamos amigo, que era Francia”. Sobran las palabras. Ahora le toca a España
acoger el cupo que la Comisión Europea
nos ha designado. Aquí no sirve de nada que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, alerte contra la
posible infiltración de yihadistas entre los refugiados. Si se lanzan sospechas
sobre los expatriados que van a ser acogidos, mal empezamos. En las manos de
ese ministro está que tales cosas no sucedan. Y si se descubren yihadistas,
habrá que detenerlos sin contemplaciones. Pero no debe adelantar
acontecimientos ni crear alarma. A ese ministro le recomendaría leer los escalofriantes informes de ACNUR, donde modestísimamente colaboro aunque mi ayuda sirva de poco. A mí me producen desconfianza determinados
supernumerarios del Opus Dei y no digo nada. Tampoco les culpo de nada.
Símplemente les tengo en observación. No
vaya a acontecer en esta España cañí lo que en una comisaría de barrio el día
en que detuvieron a dos carteristas, a los que engrilletaron e interrogaron a
fondo a la luz directa de un potente
flexo. Y como resultó que a ninguno de ellos se les pudo hacer confesar el
robo, no se le ocurrió a aquel comisario franquista mejor cosa que sentar a
ambos frente a su mesa de despacho. Y les dijo: “usted –mirando a uno de ellos-
puede marcharse a su casa”. “Usted –mirando al otro- se quedará aquí hasta que
confiese, que tiene cara de malo”.
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