No hay nada peor que un vigilante de seguridad cuando da
órdenes sin venir a cuento a ciudadanos
que se encuentran en el interior de un recinto controlado y que han pagado una
entrada por la visita a determinado monumento o exposición. Más todavía cuando
el vigilante en cuestión se inventa normas que no existen para poder salirse
con la suya. Un ejemplo claro lo tenemos en
la Alhambra
de Granada, donde una auxiliar de vigilancia obligó a una madre a que dejase de
amamantar a su bebé y le indicó que “el reglamento de funcionamiento del centro
prohibía amamantar en el interior del monumento”. Posteriormente, ante las
quejas presentadas, “el director de la Alhambra y el Generalife, Reynaldo Fernández Manzano, ha negado que exista una normativa que
impida dar el pecho a las madres en los monumentos del patronato y ha asegurado
que se tomarán todas las medidas necesarias para que no vuelva a suceder un
hecho similar”, según leo en 20 minutos.
Tampoco es de recibo que Reynaldo Fernández haya “justificado” el patinazo de
la auxiliar de vigilancia interina “como consecuencia la época de vacaciones,
con muchas sustituciones de personal que pueden llevar a circunstancias que no
son las adecuadas”. Pues por eso mismo, por ser época vacacional, el ciudadano
aprovecha para ir a las playas, a la montaña, o prefiere visitar ciudades y
monumentos, entre ellos la
Alhambra de Granada. Las sustituciones deben hacerse con
personal adiestrado de antemano. Ya está bien con que todo se zanje con unas
obligadas disculpas, cosa que tampoco acontece siempre. Tal y como da a
entender el director, el personal adiestrado está en activo fuera del periodo
vacacional, o sea, cuando disminuyen las visitas. Y mientras, los suplentes se
inventan normas. La Consejería de Cultura y
Salud de la Junta
de Andalucía y al Patronato de la
Alhambra son responsables subsidiarios de todas las
irregularidades que se puedan producir dentro de unos recintos que administran
pero que son patrimonio de todos. No se puede mantener en un cargo a alguien,
en este caso el director por ser el responsable, que contraviene la Declaración Universal
de los Derechos del Niño y las recomendaciones de la Asociación Española
de Pediatría sobre la protección de la lactancia materna.
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