jueves, 14 de junio de 2012

Ediciones de bolsillo



Leo en la sección cultural de “El País” que “el libro de bolsillo se desploma”. Es normal. Al español lo que le gusta es el libro de cuarenta hojas, o sea, la partida de guiñote en el bar de barrio de toda la vida, donde las horas se hacen como más cortas. El libro de bolsillo tuvo su morbo cuando en la España de Franco estaba en el “índice” hasta la obra de Valle Inclán. Si eras amigo del librero, éste te avisaba de que en la tratienda tenía algo que había recibido desde Argentina y que tenía muy buena pinta. Eran las ediciones de bosillo de la Colección Austral, las que tenían el sello inconfundible de capricornio en su tapa, pero no  precisamente Azorín, Insúa, Antonio Espina, Maeztu o Fernández –Flórez. Como recuerda “El Pais”, “el color de la tapa identificaba los diferentes contenidos: azul para novelas y cuentos; verde, ensayo y filosofía; naranja, biografías; negro, viajes; amarillo, historia y política; violeta, teatro y poesía; gris, clásicos; rojo, aventuras y policiacos, y marrón para lo referente a ciencia y técnica”. De la misma manera, existían volúmenes sencillos o extra, dependiendo del número de páginas. Pero en España las verdaderas novelas de bolsillo del siglo XX se  difunden durante su primer tercio para todos los bolsillos en colecciones populares, como “El Cuento Semanal” (1907-1912), dirigida por Eduardo Zamacois; “La novela corta” (1916-1925), por José de Urquía; “La Novela Semanal” (1921-1925), por Prensa Gráfica; “La Novela de hoy” (1922-1932) de Artemio Precioso o “La Novela Mundial” (1926-1928), por José García Mercadal. Por cierto, “Austral” celebra este año su setenta y cinco aniversario cuando, como recuerda “El País”, “el consejo de administración de Espasa Calpe, ante los avatares de la guerra, decidió transformar su sucursal en Buenos Aires en Compañía Anónima Editora Espasa Calpe Argentina y dio poderes a Julián Urgoiti y Gonzalo Losada. Fue de Losada la idea de crear Austral, una colección de bolsillo inspirada en la británica Penguin Books (fundada en 1935). Losada encargó al poeta y ensayista Guillermo de la Torre, cuñado de Borges, la selección de los primeros títulos. El artista italiano Attilio Rossi se encargó del diseño que en lo fundamental se ha mantenido hasta hora”. Tampoco hay que olvidarse de la Editorial Molino, creada en Barcelona en 1933 y que se especializó en un género que podría definirse como "popular": novelas de aventuras, novelas policíacas, historias de paisajes lejanos o en épocas pretéritas, e hizo popular su logotipo, un molino de viento negro sobre dos libros uno encima del otro y ahora son tesoros codiciados por los coleccionistas. No hay que olvidar, tampoco, el género de novelas del “far west”,  con Manuel Lafuente Estefanía a la cabeza; a José Mallorquí, con su serie de “El Coyote”; ni a Francisco González Ledesma, cuya primera novela, “Sombras Viejas” (1948), no sólo ganó premios, sino comentarios favorables de escritores de la talla de Somerset Maugham, pese a lo cual fue víctima de la censura franquista y tuvo que utilizar el seudónimo de Silver Kane.

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