lunes, 18 de junio de 2012

El retrato




Un mes antes de que Europa le diera el “susto” a Rodríguez Zapatero, el ministro de Fomento José Blanco firmó un contrato de 165.000 euros más IVA para hacer el retrato de Álvarez Cascos y poder colgarlo en las paredes de ese Ministerio. Ese retrato de Álvarez Cascos es el segundo que se cuelga en un edificio público, ya que antes hubo otro en el Ministerio de la Presidencia. Según leo hoy en “República.com”, “la tradición es que sea el propio exministro quien escoja el artista que considere más adecuado, pero Álvarez Cascos no propuso cualquier retratista, sino que escogió a Antonio López, el genio hiperrrealista de Tomelloso (Ciudad Real), que es uno de los pintores más cotizados de la actualidad”. Álvarez Cascos, que en su día se creyese “valido” de José María Aznar, no se anduvo por las ramas. Un retrato, sí, pero para la posteridad, junto a  Juan Bravo Murillo, Claudio Moyano, Manuel Ruiz-Zorrilla, José de Echegaray, Francisco Romero Robledo, Manuel Becerra , José Canalejas, Práxedes Mateo Sagasta, Francisco Cambó e Indalecio Prieto. ¡Ahí es nada! Una pintura, digo, que todavía no ha sido entregada por el pintor y que, por tanto, está pendiente de cobro. En el Ministerio de Fomento, donde no hay dinero para el arreglo de carreteras, se fomenta el arte de birlibirloque, o el encanto por las pequeñas cosas. Y en ese bailoteo de repugnante egolatría ejercido por aquellos que debieran procurar el amejoramiento de España, muchos ministros se dan por satisfechos con el clavado de un cuadro en la pared tras su paso por el ministerio del ramo. El baile, también el baile de retratos, no es más que la frustración de un deseo horizontal, la excusa para estar encantados de haberse conocido. Álvarez Cascos, el exministro con cara de boxeador y hechuras de vendedor de tulipas, es el ejemplo vivo que “justifica” una frase lapidaria de Magdalena Álvarez, otra que fuese ministra de Fomento,  cuando dijo aquello de que “el dinero público no es de nadie”; y que, no sé si como premio, la nombraron en junio de 2010 vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (propiedad de los 27 países de la UE); es decir, dos meses más tarde de que sucesor, José Blanco, firmara el contrato con Antonio López. ¡Manda carallo!

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