Hablar con propiedad es referirse
a algo correctamente y con el estilo adecuado. O sea, se puede hablar con
propiedad y mentir a la vez. Lo Cortés no quita lo Atahualpa. Hoy, como todos
los miércoles, hubo sesión de control al Gobierno. Y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, respondiendo a una
pregunta del diputado Álvaro Anchuelo, de UPyD, donde éste hacía referencia a
que el rescate no había sido ni reconocido ni explicado por el Gobierno, le
respondió lacónico: “España no ha sido
rescatada porque no lo necesita. Haga el favor de hablar con propiedad
en la Cámara”.
Independientemente de que Mariano Rajoy haya pedido al Eurogrupo un préstamo de
ayuda a la banca, como así hizo, aunque todavía no se haya formalizado por el
Gobierno de España, no cabe duda de que la pregunta del diputado Anchuelo
estuvo planteada de forma oral con propiedad y rigor semántico. Con la misma
propiedad que si la hubiese formulado Marcelino Menéndez Pelayo, que llevaba el
diccionario en la cabeza. En esa sesión de control al Gobierno estaba ausente
el presidente por encontrarse en México, y la vicepresidenta, por haberse
acercado a Canarias para “saludar cordialmente”, ¿se dice así?, al presidente
chino, Hu Jintao, que hacía escala en Tenerife. Lo que ya no sé es si Hu Jintao
se explicará con propiedad con Sáenz de Santamaría, o tendrá volteos
linguísticos de difícil acomodo en las entendederas de la vice. Se cuenta que
este Gobierno tiene problemas en la comunicación con los ciudadanos. Como
señala Antoni Gutiérrez-Rubí en “El País”, “el desdén y el exceso de
superioridad de los primeros días dieron paso al desconcierto y a los errores,
aterrizando en el agobio y la desorientación. La comunicación política se ha
convertido en un pantano fangoso. Rajoy ha conseguido la ecuación dramática: si
habla, no convence; y si calla, se hunde. Y con él, la confianza de España. (…)
Rajoy tiene las propiedades del buen corcho, pero necesitamos un timón. Se
trata de navegar, no de flotar”. En suma, es necesario hablar con propiedad frente al ministro Montoro. De momento no hay
rescate, señor Anchuelo. Los “hombres de negro” han hecho una pausa y están
tomando café.
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