martes, 19 de junio de 2012

Perlita en nuestras vidas



El Gobierno va a reducir la velocidad en las carreteras secundarias. Es normal. Como están hechas una mierda y no hay dinero para parchearlas, el Gobierno intenta curarse en salud con esa medida. Así, si alguien se mata, Jorge Fernández Díaz siempre podrá justificarse con aquello de: “ya te lo decía yo, que no corrieras”. Sin embargo, se estudia aumentar la velocidad en las autopistas y autovías. ¿Alguien entiende algo? Porque, digo yo: si la deuda soberana se nos come por los pies como si fuese el avance de la peor gangrena por el cuerpo del Estado, lo normal sería que  no se subiera el límite de velocidad, evitando de esa manera un gasto innecesario de combustible. No sirve, como entienden algunos defensores de pisarle al pedal, que en Alemania hay menos accidentes pese a disponer de determinadas vías sin límite de velocidad. Ni España es Alemania ni las carreteras españolas son como las “autobahn” alemanas ni somos tan disciplinados como ellos en educación vial. Pero, además, existe un riesgo añadido. Las estadísticas confirman que en España se venden en la actualidad muchos más vehículos de ocasión que nuevos. Según "Ganvam" (Asociación Nacional de vendedores de vehículos a motor), la relación  de ventas entre automóviles de ocasión y automóviles nuevos en España es del 2,1 al 1, el dato más alto y significativo de la historia. Ese cambio de tendencia alcista desde hace 2 años coincide, como es fácil de entender, con la retirada de las ayudas del Plan Prever y la sequía crediticia. Conociendo el percal y vislumbrando qué se pretende desde el Gobierno con la posible nueva normativa, a uno se le antoja que autorizar más velocidad en las autovías y su rebaje en las carreteras secundarias sería una medida política de mentalización colectiva. Hay que ir preparando el terreno en un intento claro de procurar aumentar la recaudación del Estado sin que se note mucho en el bolsillo de los españoles. Para ello, hay varias maneras. Una: regalando en las gasolineras de la red de carreteras una medallita de san Cristóbal y un CD con la canción  “Amigo conductor”, de Perlita de Huelva, que la hizo  famosa  en la década de los 60 y que utilizó en su día la Dirección General de Trafico para una de sus campañas preventivas con dudoso acierto. “Acuérdate de los niños/ que te piden con cariño/ no corras mucho papá”. Y seguir recaudando por el método tradicional, o sea, a base de multa y tente tieso. Otra: mentalizar a los españoles sobre la necesidad de recaudar peaje en las autovías, hasta ahora libres de pago; salvo que se utilice otra opción que de momento es gratis, circular por carreteras secundarias entre baches, falta de señales, carencia de arcenes y velocidad de motocarro.

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