El Gobierno va a reducir la
velocidad en las carreteras secundarias. Es normal. Como están hechas una
mierda y no hay dinero para parchearlas, el Gobierno intenta curarse en salud
con esa medida. Así, si alguien se mata, Jorge Fernández Díaz siempre podrá
justificarse con aquello de: “ya te lo decía yo, que no corrieras”. Sin
embargo, se estudia aumentar la velocidad en las autopistas y autovías.
¿Alguien entiende algo? Porque, digo yo: si la deuda soberana se nos come por
los pies como si fuese el avance de la peor gangrena por el cuerpo del Estado,
lo normal sería que no se subiera el
límite de velocidad, evitando de esa manera un gasto innecesario de
combustible. No sirve, como entienden algunos defensores de pisarle al pedal, que
en Alemania hay menos accidentes pese a disponer de determinadas vías sin
límite de velocidad. Ni España es Alemania ni las carreteras españolas son como
las “autobahn” alemanas ni somos tan disciplinados como ellos en educación
vial. Pero, además, existe un riesgo añadido. Las estadísticas confirman que en
España se venden en la actualidad muchos más vehículos de ocasión que nuevos.
Según "Ganvam" (Asociación Nacional de vendedores de vehículos a
motor), la relación de ventas
entre automóviles de ocasión y automóviles nuevos en España es del 2,1
al 1, el dato más alto y significativo de la historia. Ese cambio de tendencia
alcista desde hace 2 años coincide, como es fácil de entender, con la retirada
de las ayudas del Plan Prever y la sequía crediticia. Conociendo el percal y
vislumbrando qué se pretende desde el Gobierno con la posible nueva normativa,
a uno se le antoja que autorizar más velocidad en las autovías y su rebaje en
las carreteras secundarias sería una medida política de mentalización colectiva.
Hay que ir preparando el terreno en un intento claro de procurar aumentar la
recaudación del Estado sin que se note mucho en el bolsillo de los españoles. Para
ello, hay varias maneras. Una: regalando en las gasolineras de la red de
carreteras una medallita de san Cristóbal y un CD con la canción “Amigo conductor”, de Perlita de Huelva, que
la hizo famosa en la década de los 60 y que utilizó en su
día la Dirección
General de Trafico para una de sus campañas preventivas con
dudoso acierto. “Acuérdate de los niños/ que te piden con cariño/ no corras
mucho papá”. Y seguir recaudando por el método tradicional, o sea, a base de
multa y tente tieso. Otra: mentalizar a los españoles sobre la necesidad de
recaudar peaje en las autovías, hasta ahora libres de pago; salvo que se
utilice otra opción que de momento es gratis, circular por carreteras
secundarias entre baches, falta de señales, carencia de arcenes y velocidad de
motocarro.
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