Julián Casanova publica hoy en El
País “El castigo en las posguerras (1939-1945)” y, entre otras cosas, hace
referencia al día 9 de febrero de 1939, cuando Franco firmó en Burgos la Ley de Responsabilidades
Políticas, donde se afirmaba que los republicanos eran los responsables de la
guerra y tenían que pagar por ello. “En ella –cuenta Casanova- se declaraba ‘la
responsabilidad política de las personas, tanto jurídicas como físicas’, que,
con efectos retroactivos, desde el 1 de octubre de 1934, ‘contribuyeron a crear
o agravar la subversión de todo orden de que se hizo víctima a España’ y que a
partir del 18 de julio de 1936 se hubieron opuesto al ‘Movimiento Nacional con
actos concretos o con pasividad grave’. Todos los partidos y ‘agrupaciones
políticas y sociales’ que habían integrado el Frente Popular, sus ‘aliados, las
organizaciones separatistas’, quedaban ‘fuera de la Ley’ y sufrirían ‘la pérdida
absoluta de los derechos de toda clase y la pérdida total de todos sus bienes’,
que pasarían ‘íntegramente’ a ser propiedad del Estado”. Por asociación de
ideas, los españoles estamos ahora atravesando la peor crisis económica desde
el fin de la guerra. Hemos salido de la recesión pero no de la crisis. Existen
casi seis millones de desempleados y se están perdiendo con el Gobierno
presidido por Mariano Rajoy gran parte de los derechos conquistados por los
trabajadores con lucha y sangre. Se nos obliga a efectuar un repago en los
medicamentos de la Seguridad Social,
se congelan convenios colectivos y sueldos de los funcionarios, se multan a
determinados manifestantes en la calle por parte de los gobiernos civiles, se
intenta privatizar la Sanidad,
el sistema educativo es un caos, han subido todos los impuestos de forma
escandalosa, se han rescatado unas cajas de ahorro, gobernadas por políticos y
sindicalistas, mediante dinero europeo avalado por el FROB y que no piensan
devolver. El caso de Blesa en Cajamadrid es de libro. El Gobierno central y las
Comunidades Autónomas no disminuyen el gasto corriente y la deuda soberana
había crecido en el tercer trimestre de 1913 en 11.448 millones de euros,
situándose en 954.863 millones, equivalente al 93’40 % del PIB. Ante este
difícil panorama, muchos españoles nos preguntamos si acaso tendremos que pagar,
como así parece, todos los despilfarros ajenos producidos por pésimos gestores,
o sea, los golpistas que hicieron una guerra civil, la ganaron y culparon más
tarde a aquellos que habían estado a favor del Gobierno legítimo. Y como era de
esperar, cargaron sobre sus lomos toda la responsabilidad, no ya desde el
principio de la guerra sino que aplicaron tales responsabilidades con carácter
retroactivo desde 1931 con represalias de abrigo. Ahora nos toca al común de
los ciudadanos cargar con los errores de una Casa Real desprestigiada, de unos
gobernantes nefastos, de unos banqueros avariciosos, de unos especuladores sin
freno y de una Conferencia Episcopal presidida por Rouco Varela que se ha
colocado de perfil a la hora de valorar el enorme sacrificio de muchos
sacerdotes y monjas luchadores a cambio de nada y ante el dolor de una legión
de nietos y padres obligados a malvivir a costa de la miserable pensión de los
abuelos. Esos sórdidos personajillos nunca pagan sus errores. Son lo yo he dado
en llamar los gorrones de la
Historia. El resultado está a la vista y no puede ser más turbador.
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