Leo a María Fabra en El País, que
hace referencia a una doctrina jurídica llamada “ignorancia deliberada”. Y
cuenta que un magistrado del Supremo, en relación con las respuestas de la
infanta el pasado día 8 de febrero, la define así: “Quien se pone en situación
de ignorancia deliberada, sin querer saber aquello que puede y debe saberse, y
sin embargo se beneficia de la situación, está asumiendo y aceptando todas las
consecuencias del ilícito negocio en el que voluntariamente participa”. La
infanta respondió con evasivas 579 veces sobre su papel al frente de Aizoon y sobre el papel de su marido en el
instituto Nóos. Ayer decía yo que había demasiada amnesia, demasiados lapsos de
memoria en alguien, como es el caso de Cristina de Borbón, que ocupa la séptima
posición a la Jefatura
del Estado. De cualquier manera, mucho
se está hablando y escribiendo sobre la imputación de la hija menor del Rey y
las pasadas declaraciones ante el juez Castro. No hay que ser profeta para
vaticinar que todo este fuego de artificio no servirá para gran cosa. Al final,
y me apuesto doble contra sencillo, la infanta quedará libre de toda sospecha y
sobre su marido, Iñaki Urdangarín,
caería todo el peso de la
Ley en el supuesto, que todavía está por demostrarse, de que
fuese responsable de ilícitos negocios y evasiones al Fisco. Y, aún en el
supuesto de que así fuera, tampoco pasaría nada. Ya se encargará, lo den por
seguro, el “Club de los Viernes” de concederle el indulto para dejar la fiesta
en paz. Hay que soltar cuanto antes la patata caliente, que más que una patata
ya parece un boniato. La bandera tricolor asoma en todas la manifestaciones de
ciudadanos hartos; el bipartidismo hace aguas; la “malafollá” del paro
persistente se ha enquistado y no lleva camino de arreglarse por mucho que
Báñez se encomiende a la Blanca Paloma;
los brotes verdes solo los ven los Guindos Boys y el tipo de la corbata roja
que no sabemos de qué se ríe, el resto de la camarilla pepera cree que los ve
crecer mirando fijamente el erial, pero ninguno del pesebre advierte más allá de sus napias; el cabreo del
ciudadano común arrecia como una ciclogénesis explosiva en riesgo naranja; y el
pusilánime Rajoy detenta un gran desasosiego por la “Quinta Columna” de Vox,
que le pasará por la derecha sin poner los intermitentes, que al hombre del
saco.
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