Hoy podría hacer algún comentario
sobre la última perla cultivada de Mariló Montero, al preguntar si los
calamares guardados en el Museo de Luarca y dañado por el temporal estaban
vivos. Pero no voy a comentar nada. No entiendo cómo, pese a la cantidad de
periodistas competentes desempleados que existen en España, continúa TVE, la
televisión que pagamos todos con nuestros impuestos, manteniendo contrato con
esta señora en su programa “La mañana de la 1”. Ya sé que ese programa va dirigido a amas
de casa y a jubilados pero, aún así, no comprendo nada. Ahora todos los ojos
periodísticos están centrados en el próximo 8 de febrero, día en el que
Cristina de Borbón debe declarar ante el juez Castro. Comenta Jesús Cacho en
Vozpópuli, con la agudeza que le caracteriza, que “si el periodismo español no
hubiera aceptado el pacto de silencio tejido tras la muerte de Franco en
torno a las actividades de Su Majestad el Rey, origen de las
corrupciones que hoy deslegitiman a la mayoría de nuestras instituciones,
seguramente la infanta Cristina no tendría que acudir dentro de unos días a
declarar ante un juez de Palma, y mucho menos hacerlo escondida de la gente del
común”. Para Cacho, “el periodismo español se ha rendido sin luchar. Ha hecho
algo peor: lisonjeado por el poder, se ha bajado las calzas hasta los zancajos
para que pudieran darle a conciencia, decidido a participar en el general
festín de estos años de vino y rosas, con dejación de su función primigenia,
que no es la de derribar presidentes de Gobierno o intentarlo, no, sino la
mucho más humilde de salir a la calle a buscar noticias, contrastarlas y
publicarlas, a ser posible en su integridad”. Y al hacer referencia a la salida
de Pedro J. Ramírez de El Mundo no se corta un
pelo: Los italianos [propietarios del periódico] necesitaban sacar el
canario para poder vender la jaula, operación que ahora será más fácil
acometer con Abadillo, un
periodista incoloro, inodoro e insípido”. Eso será ahora, no cuando ambos,
Abadillo y Cacho, trabajaron juntos en “La estafa” como jabatos, a tumba
abierta, sobre los últimos días de la saga socio-financiera de Ibercorp
amparada por los socialistas. Pero hay amistades que, sin que se sepa muy
bien la razón, se terminan cortando como la mayonesa.
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