viernes, 21 de octubre de 2016

Anuncios por palabras





Tengo la manía de poner hojas de papel de periódico en la base de los cajones de una cómoda. El otro día, al hacer limpieza,  en una de aquellas hojas ya amarillentas descubrí algo que me pareció muy interesante. Se trataba de un pequeño anuncio publicado en Heraldo de Aragón con fecha 20 de julio de 1980. Decía: “Caballero jubilado, amante de la Virgen y de los deportes, agradable, sano, fino, culto, educado, bien trajeado, 1’60 metros, desea habitación y cena en casa de dama de 50 a 58 años, de agradable aspecto y trato, en sector Plaza del Pilar, Manifestación, Paseo Echegaray. Teléfono xxxxxx. De 3 a 8 de la tarde”. Lo recorté y lo guardé entre las páginas de “Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso” de Miguel Delibes, una novela epistolar que se vertebra en la historia de Eugenio (“conservo un  cabello fuerte y abundante, sí que entrecano”, p.18) cuando encuentra en una revista un anuncio de una señora que busca amistad por correspondencia. Pues bien, el señor del anuncio se me antoja como un cúmulo de virtudes. Lo que ya no sé, ahora que lo leo con 36 años de retraso, es si aquel demandante de compañía leía El Alcázar o el 7 Fechas, o si los trajes que usaba eran de franela, espiga, fil a fil,  chevió, de ojo de perdiz, o de pata de gallo; ni su grado de exigencia de cómo debería ser el colchón, si de muelles, de lana o de miraguano; o si se ponía para cenar jazmines en el ojal. Lo más seguro es que ya no se encuentre entre los vivos. El tiempo todo lo devora.

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