Señala Javier
Fernández, actual presidente de la gestora del PSOE que “una abstención no
es lo mismo que un apoyo”. No, claro que no, pero una abstención de los
socialistas en el Congreso daría automáticamente el triunfo a Mariano Rajoy. Sí, ya sé que sería para
ellos lo menos malo. Ir a las urnas por tercera vez equivaldría su suicidio, si
damos por acertadas las encuestas publicadas por determinada prensa. El PP, que
se ha venido arriba con el capote, ya duda entre apostar por la abstención
socialista o aprovechar su crisis interna en unas nuevas elecciones en
diciembre. A ver qué dice el chamán Arriola.
El PP se ve ya con mayoría absoluta a
nada que reciba un pequeño empujón de su Marca
Blanca. Como bien entiende hoy El
Español, “el artículo 99 de la Constitución permite que sea Javier Fernández,
presidente de la gestora del PSOE, el representante que vaya a ver a Felipe VI a Zarzuela y le comunique esa
hipotética abstención de su partido ante una nueva sesión de investidura de
Mariano Rajoy”. Así están las cosas. Rivera
sale de la afasia que le tenía postrado tras su descalabro en el País Vasco
y Galicia y ha hablado: “Ya no hay excusas. Debemos lograr un Gobierno a final
de mes”. Rivera es como el maestro Ciruela,
que no sabía leer y puso escuela. Pero ¿de qué va ese hombre? Consejos vendo
que para mí no tengo. A ver si se entera: los votos que recibiría de más el PP
en el caso de volver a las urnas por tercera vez serían aproximadamente los
mismos que perdería su partido, solo que el PP, beneficiado por la ley D'Hondt, necesitaría menos votos que Rivera para
conseguir mayor número de escaños. Rivera es como el ajo, que está en todas las
salsas. A ver si se va enterando de que los dos partidos que gobiernan en
alternancia, PP y PSOE, utilizan a
Ciudadanos para intentar cuadrar la aritmética parlamentaria en propio beneficio. Rivera, por decirlo de
forma llana, es un comodín que cada día que pasa pierde fuerza de manera
directamente proporcional a la crecida del PP. En efecto, “ya no hay excusas -dice
Rivera- para formar una mesa por el desbloqueo después del triste espectáculo
ofrecido en la sede de Ferraz”. En un alarde de patológica osadía se ha
permitido poner fecha en el Casino de Madrid: “finales de octubre”.Y se ha
permitido, también, señalar que “España necesita reformas, modernidad y
diálogo”, que es el equivalente al “sangre, sudor y lágrimas” de este Churchill de opereta. España lo que
necesita, a mi entender, es meter a los corruptos en la cárcel por mucho
tiempo. Mientras esos sinvergüenzas sigan campando a sus anchas y no devuelvan
el dinero robado a los españoles no será posible ninguna de esas, según él, “urgentes
necesidades”. Aquí las únicas urgentes necesidades que el PP contempla como
necesarias son las de exonerar el vientre. Pedir reformas, modernidad y diálogo
a Rajoy y su combo, en el supuesto de que alcanzase mayoría absoluta para
gobernar, equivaldría a pedir peras al olmo. Pero el “salvador” Rivera, que
parece que hiciera el papel de Osmín
en “El rapto en el serrallo”, no se entera de lo que acontece en el proscenio.
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