lunes, 24 de octubre de 2016

El sol sale para todos




Me alegra conocer que, al fin, el Ayuntamiento de Zaragoza ha dado vía libre a un gran centro de compras outlet en los terrenos de la antigua factoría de Colchones Pikolín en la carretera de Logroño. Como señala hoy Heraldo de Aragón, “la tramitación del expediente ha permitido mejorar el transporte hasta el futuro centro comercial y, sobre todo, exigir a los promotores el 10% de la cesión del aprovechamiento al Ayuntamiento. El edil de ZEC [Pablo Muñoz, concejal de Urbanismo] ha llegado a acusar a PP, PSOE y ZEC (aquí hay un error, debe querer referirse a Ciudadanos) de querer regalar a sabiendas 3 millones de euros a Iberebro, sociedad patrimonial de la familia Solans”. A mi entender, bienvenido sea todo aquel negocio que permita dar trabajo a tantos jóvenes desempleados existentes en nuestra Comunidad. No entiendo la oposición del PAR a la creación de ese centro comercial, como no entendí en su día que José Ángel Biel pusiera como ejemplo de bienhacer municipal la política llevada a cabo por Pinilla en el Ayuntamiento de La Muela. Tampoco entiendo la oposición de la concejala Leticia Crespo, de Chunta Aragonesista: “Ahora votamos en contra porque el plan va contra nuestro modelo de ciudad y por las afecciones al comercio”. Curioso. ¿Desde cuándo se interesa la concejala Crespo por las afecciones al comercio? No recuerdo, por ejemplo, que esa edila, que ya formaba parte de la anterior corporación, se hubiese manifestado en su día en contra de la expansión de Zara, sabedora de que iba a ocupar los bajos de toda una manzana en el sector del Paseo de las Damas. Ello no quita que a la señora Crespo le preocuparan en su día los derribos en una parte de Averly y Cía., empresa instalada en Campo Sepulcro en 1880; o se interesase en la restauración (como así fue por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro en 2013) de la neoclásica Fuente de los Incrédulos situada en el barrio de Casablanca. Una cosa no quita la otra. Tampoco entiendo la postura de ZeC. Pero eso parece normal en este silencio de los corderos. Santisteve, alcalde de Zaragoza, debería saber qué es lo que quiere para la Ciudad que gobierna. Yo todavía no sé qué pretende.

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