Claret
La Iglesia Católica celebra
hoy la festividad de san Antonio María
Claret Clará (Sallent de Llobregat, 1807-Fontfroide, 1870). Su biografía a
grandes rasgos señala que fue ordenado sacerdote en 1835, en 1849 fundó la
congregación Hijos del Corazón de María (claretianos), ese mismo año recibió de Pío Nono el nombramiento de arzobispo
de Santiago de Cuba, regresó a la
Península en 1857 y fue nombrado confesor de Isabel II y arzobispo de Trajanópolis
(entonces bajo control de Bulgaria y posteriormente cedido a Gracia por el
Tratado de Neuilly de 1919), al año siguiente fue nombrado administrador de El
Escorial, abandonó Madrid al desaprobar el reconocimiento del Reino de Italia
por Isabel II; y más tarde regresó a España y siguió siendo confesor de la
reina, a la que acompañó a Pau en su exilio en septiembre de 1868. Beatificado
por Pío XI en 1934 y canonizado por Pío XII en 1950. Es el autor, entre
otras obras, de un Catecismo de la Doctrina Cristiana
que llegó a alcanzar 185 ediciones. En su libro, Isabel II. Una biografía (Madrid. Taurus. 2010. cap. 6) Isabel Burdiel describe, en referencia
a la reina, que “su círculo íntimo fue haciéndose cada vez más estrecho y su
paz espiritual cada vez más dependiente del padre Claret y de sor Patrocinio. La monja y el confesor
eran percibidos como más ubicuos que nunca en cualquier decisión importante de
Palacio”. Sor Patrocinio (María de los
Dolores de Quiroga Capopardo), más conocida como la monja de las llagas, fue concepcionista franciscana y
responsable del “Gobierno relámpago”
e influyó en gran manera en Isabel II pero también en su consorte, Francisco de Asís. Parece ser que Salustiano Olózaga estuvo muy enamorado
de ella, pero le rechazó y tomó los hábitos en el Convento de las Comendadoras de Santiago, en Madrid. Al margen de
sus visiones místicas, de sus ataques de histerismo, de sus éxtasis, de sus llagas
y de la “aparición” de la Virgen en 1830, su acusación de carlista y su
traslado de convento a Talavera de la
Reina (más tarde habría otros), tanto sor Patrocinio como
Claret ejercieron una nefasta “ayuda” a la reina conocida como “de los tristes destinos”. Capítulo
aparte merecería el trabajo de Sem
en el periodo de 1868-69. En Los Borbones
en pelota, libro de ilustraciones creado por Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano Valeriano, la Corte
de la época aparece caricaturizada en acuarelas y en posiciones poco decorosas
viñeta tras viñeta, hasta en 89 ocasiones. Y entre esas viñetas aparecen tanto
Claret como sor Patrocinio. En tales orgías hay participación del clero. En una
de aquellas viñetas se puede ver a Carlos
Marfori (presunto amante de la reina) sentado, mientras sor Patrocinio es
requerida por González Bravo a quien
reclama el sarasa Francisco de Asís, motejado por los madrileños como Paquita Natillas, mientras Claret le
sodomiza. No cabe duda de que los hermanos Bécquer fueron licenciosos pero, pese
a ello, disponen de calle en el madrileño barrio de Salamanca. El tiempo
siempre pone cada cosa en su sitio, al margen de las parodias y de que todo tienda a la estratificación.
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