El diario
ABC, en
su sección de Ciencia,
informa al lector
de por qué las manos tienen cinco dedos y no siete. Y hace referencia a la
evolución divergente, “un mecanismo por el cual una misma estructura biológica
sufre modificaciones en varias especies a medida que los organismos se adaptan
a nuevos entornos”. Eso de los polidáctilos de siete falanges y los
pentadáctilos de cinco, me parece muy interesante, pero no es momento para
ponernos severos y entrar en discusión sobre mutaciones en las especies por
deriva genética, selección natural, ni tampoco sobre el sexo de
los ángeles.
Anson, en
El Mundo señala estar muy preocupado por
el futuro de los socialistas, y en su
“Canela
fina” da ideas de
Perogrullo
para resolver la “papeleta” institucional. “Bastan once ausentes” –ha dicho-
para dejar gobernar a
Rajoy. “Tal y
como están las cosas –sigue aclarando- no parece complicado encontrar once
diputados dispuestos a brillar por su ausencia, lo que permitiría al PSOE
reafirmarse en el no a Rajoy y mantenerse cómodo en la oposición”.
¿Será eso también consecuencia de la evolución divergente? Pero, al margen de
tautologías retóricas, la
“fórmula
Borrell” que Anson propone tampoco parece que sea el
bálsamo de Fierabrás, del francés
fier-à-bras (a brazo partido), capaz de curar todas las dolencias
de los miembros del ya extinto Comité Federal socialista, cuyos componentes se
comportaron hace pocos días como verduleras, dando un lamentable espectáculo en
la madrileña sede de Ferraz. España no es la Ínsula Barataria. Recuérdese las
palabras de
Sancho en el capítulo 10
de
El Quijote:
“…que por grande que sea, yo me siento con fuerzas de saberla gobernar
tal y tan bien como otro que haya gobernado ínsulas en el mundo. A lo cual
respondió Don Quijote: advertid, hermano Sancho, que esta aventura, y las a
estas semejantes, no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las
cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza, o una oreja menos; tened
paciencia, que aventuras se ofrecerán, donde no solamente os pueda hacer
gobernador, sino más adelante”. Bueno, que siga gobernando Rajoy no
significa que se vaya a romper este país, pero un PSOE
más pendiente de mirar por el retrovisor, por
ver si le hace
sorpasso Podemos en la
recta final que de pensar en hacer una seria Oposición en el Parlamento llegado
el momento, tampoco anima mucho a los posibles votantes. Dejar gobernar a Rajoy
por evitar unos terceros comicios, valga; pero no parece necesario que el nuevo
aspirante que salga de de la Gestora
que preside
Javier Fernández hasta
el próximo Congreso socialista, que deberá entrevistarse con
Felipe VI en la ronda de consultas, le
tenga que besar al incombustible caballero Rajoy la mano, ni a su caballo, la falda de la
loriga.
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