Hoy se cumple un siglo de las presuntas apariciones en
Fátima de la Virgen a tres
pastorcillos, a los que les comunicó tres mensajes proféticos de los de tocar
madera. Con ocasión de ese centenario se encuentra en ese lugar el papa Francisco, que canonizará a dos de
esos muchachos: Jacinta y Paquito. Todo apunta a que Lucía, la última en fallecer, será canonizada en un proceso
separado. Yo estuve una vez en aquel “lugar mágico” aprovechando un viaje entre
Lisboa y Oporto. Respeto la fe de los creyentes católicos, pero sólo encontré
un extenso perímetro de complejos hosteleros donde en sus cercanías aparcaban
muchos autocares de fervorosos de excursionistas. Muy cerca de ese lugar se
encuentra Batalha, donde hay un importante monasterio, Santa María da Vitória,
gótico tardío, fundado por Joäo I
para agradecer el triunfo en la
Batalla de Aljubarrota el 14 de agosto de 1385
contra las tropas del invasor Juan I de
Castilla, que pretendía la absorción de Portugal, reino existía desde 1143,
cuando se reconoció a Afonso Henriques
como primer rey del nuevo Estado, rompiéndose así el vasallaje hasta entonces
debido a Alfonso VII de Castilla.
Pero aconteció que el 22 de octubre de 1383 falleció el rey Fernando I y hubo una crisis dinástica
al no existir heredero varón. El trono correspondía por derecho a su hija Beatriz de Borgoña, casada con Juan I
de Castilla, por lo que de heredar la corona portuguesa, el rey castellano se
convertiría en rey de Portugal, lo que supondría la sumisión de Portugal a
Castilla y la pérdida de su independencia. Según el Tratado de Salvaterra do Magos, el heredero del trono portugués
debía ser el primogénito del matrimonio entre Juan I de Castilla y Beatriz de
Borgoña, y la capital del Reino conjunto sería Toledo. Pero entonces resultó
que los lisboetas proclamaron regente y gobernador al hermanastro de Fernando
I, Joäo,
maestre de Avis. El rey castellano decidió entrar a la brava en Portugal en
1384 y cercar Lisboa. Fracasó. En abril de 1285 las Cortes de Coimbra proclamaron a Joäo, maestre de Avis, rey de
Portugal. Juan I de Castilla volvió a invadir Portugal el 8 de junio de 1385
por la frontera de Salamanca con 40.000 soldados de leva. El resultado fue la
batalla, donde el pánico se apodero de los soldados castellanos. El cobarde Juan
I de Castilla, en vista de la situación que se le planteaba, tomó las de
Villadiego cabalgando toda la noche hasta Santarém. El balance de esa
“aventura” castellana fue la siguiente: en el campo de batalla murieron alrededor de mil soldados portugueses. Las bajas en
las tropas castellanas fueron de cuatro mil muertos y cinco mil
prisioneros. En su cobarde huida, se calcula que murieron otros cinco mil castellanos. Castilla
permaneció de luto durante los dos años siguientes. Con lo que se demostró que
Castilla no estuvo a la altura de las circunstancias, que a Juan I, aragonés de
nación, le mató su ambición y que quedó demostrado que no existe enemigo
pequeño. Juan I de Castilla murió a
extramuros del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares el 9 de octubre de 1390
al caerse de un caballo que le habían regalado. Aún no existían las motos Harley-Davidson con gastos a cargo de Patrimonio. Eso llegó con los
siglos.
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