sábado, 27 de mayo de 2017

El "asunto catalán"





Mucho se sigue comentando el “asunto catalán” y el deseo expresado por el Muy Honorable Señor Carles Puigdemont Casamajó de hacer un referéndum secesionista y pasar por encima sin necesidad de pértiga del artículo 2º de la Constitución Española. El “asunto catalán” es viejo. Sólo hay que leer “El Conde-Duque de Olivares”, escrito por  Gregorio Marañon (Madrid, Espasa-Calpe, 1936) para poner algo de luz en esta farragosa cuestión. Marañón hace referencia a Portugal en el capítulo XIX referido a la “política exterior y regional” en tiempos de Felipe IV y en la forma de ser considerada por Gaspar de Guzmán y Pimentel, valido de ese monarca. Escribe Marañón: “Los majaderos se ríen cuando se dice que el problema de las regiones es de pura biología; pero es tan biológico como la estupidez de los de se ríen. Las razones políticas de que Portugal, por ejemplo, fuera un reino de España eran tan artificiales que sobre ella sólo se hubiera podido fundar una alianza federada y nunca una sumisión., y ello, a fuerza de siglos de una convivencia infinitamente inteligente, incompatible con las realidades artificiosas, rígidas y nacionalmente anfibiológicas de la política de enlaces o de conquistas. Y fuera ya de Portugal, nación genuina, dentro de España misma, la personalidad de las regiones es un hecho tan vivo, que sólo la pasión, la malicia o la necesidad lo puede desconocer”. En ese estado de cosas de nada sirve, por ejemplo, tratar de mezclar culturas variopintas (véase el caso de los “charnegos” en Cataluña llegados mayormente del sur de España en la época del Desarrollismo) en un vano intento de “diluir” una profunda vocación de los catalanes por segregarse de Castilla, entendida Castilla como el resto de un Estado común que une paisaje y paisanaje. “Y el Conde-Duque --sigue escribiendo Marañón-- olvidó que era imposible hacer, ni por las buenas ni por las malas, una suma uniforme de dos sustancias --los dos pueblos, Cataluña y Castilla-- históricamente incapaces de fundirse, aunque sí de mezclarse en un mínimo cordial de afectos y de conveniencias comunes”. No debemos olvidad que Cataluña (que no dispone del “cupo” vasco) genera mucho más ingresos al Estado que todo el Sur del olé, olé y trago de La Ina al coleto, de las 60 peonadas y del “Dios aumente la caridad” como única contrapartida responsable a una ya crónica situación catastrófica sin visos de solución.  Si yo fuese catalán, también desearía marcharme. Y que cada palo aguante su vela.

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