lunes, 4 de junio de 2018

Cargar con el muerto



Se atribuye a Pitágoras la siguiente frase lapidaria: “Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela”. Eso viene a cuento con lo que está sucediendo en este país. Hace pocas fechas, el Gobierno que presidía Mariano Rajoy estaba muy satisfecho por haber conseguido sacar adelante los PGE de 2018 por la ayuda prestada, para ellos inestimable, del PNV. Claro, todo tenía un precio. Y ese coste por la “merced” era de 500 millones de euros. Pero miren ustedes por dónde, se torció la cosa con la moción de censura presentada por los socialistas, con Pedro Sánchez al frente y los cinco votos necesarios del Partido Nacionalista Vasco como aval imprescindible. Y el Partido Popular, ¡oh desgracia!, perdió la moción y pasó a formar parte de la Oposición parlamentaria. Y llegó la rabieta. El Partido Popular amenazó con bloquear esos presupuestos en el Senado donde dispone de mayoría absoluta.  Ese partido enrabietado  trató una vez más de que esa supuesta medida (que tan buenos resultados le había dado en las urnas) pudiese asustar una vez más a los ciudadanos poco avisados y desconocedores de que los Presupuestos enmendados siempre  regresan a la Cámara baja para su aprobación final por mayoría simple.  Andoni Ortuzar,  presidente del PNV, ya ha afirmado hoy en una entrevista en Onda Vasca que esas pretensiones del PP no son “ni inteligentes ni justas” y que “la revancha en política no es una buena herramienta”. Ayer, Jesús Cacho, en un denso artículo en Vozpópuli,  ponía el ejemplo de Amadeo de Saboya, “cuando presentó su renuncia al Trono el 11 de febrero de 1873 y puso pies en polvorosa  tras despedirse con una carta a la nación en la que se quejaba  amargamente de las luchas entre partidos y de la insoldable fractura social”. Y también recordaba parte de aquella carta: “Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles”. Cacho es duro con Rajoy: “El país  estaba sin Gobierno, con un Ejecutivo de cartón piedra, de mediocres gestores de lo cotidiano, al mando de un presidente cuyo objetivo, tras renuncia expresa a toda ideología y a cualquier agenda reformista, consistía simplemente en ‘durar’. El espectáculo protagonizado estos días por Mariano es tan vergonzoso que pasará mucho tiempo antes de que se disipe la sensación de bochorno que hoy sienten millones de españoles. Que el presidente del Gobierno se refugie en un bar durante 8 horas, en una especie de huida hacia ninguna parte producto del pánico -dos botellas de whisky, vino al margen, se trasegaron en el antiguo Club 31 de Alcalá esquina Independencia-, en lugar de ocupar su escaño en el Congreso como era su obligación, es un episodio que no se había registrado nunca en la historia de un Parlamento no falto de lances abracadabrantes”.  En fin, no sé muy bien si aquí “se ha marchado un cobarde y ha llegado un irresponsable”, como afirma Cacho. El tiempo lo dirá. Pero no olvidemos la cita de Pitágoras. Que cada palo aguante su vela.

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