Alfonso
Ussía,
desde las páginas de La Razón, se
permite llamar a Pedro Sánchez
“hortera de bolera americana y de salón de masajes que aprovecha todas las
cloacas para unirlas en torno a su persona”; y a la actual ministra de Defensa, Margarita Robles, la llama “silbante
resentida de los papos asimétricos”. Pero tiene otras perlas cultivadas: “Siento
asco que una tierra única, en su Historia y en su aventura, en su heroicidad y
en su trabajo, esté en manos de una generación de auténticos sinvergüenzas,
vagos, arribistas, traidores e ignorantes”. (…) “España se merece a España,
pero no a tanto hijoputa reunido en este primer tramo del siglo XXI”, etcétera.
En fin, ya sabemos por dónde circula la ultraderecha española, dejando chorros
de repulsiva tinta no sabemos de qué tipo de cefalópodo a su paso por ese rancio medio de comunicación que
controla Muricio Casals, más conocido como “El Príncipe de las Tinieblas”, hombre fuerte en Madrid de José Creuheras, presidente de Planeta. Porque Francisco
Marhuenda sólo es un rapavelas del baldaquín donde estuvo colocado Don Tancredo hasta la celada maestra que le llevó a sufrir el jaque mate de Pedro Sánchez. Pues bien,
leyendo a Ussía, el lector se retrotrae al Gobierno Portela, o a La Época,
donde se escribió aquello de “lo único importante es que sabemos que un día
hemos de arribar a esta nueva Tierra de Promisión, que ya se vislumbra en
lontananza." ((La Época, "Liberalismo
y libertad", 3-IX-1935). Una
Tierra de Promisión que llenó las cunetas de cadáveres y dejó a España hecha
unos zorros.
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