Hoy
da cuenta el diario ABC de los
mejores vinos blancos de la Rioja de este año. Entre ellos, el “Ramírez de la Piscina” que, según se
afirma, mezcla aromas que recuerdan en boca la manzana, el limón y el plátano
en una técnica de coupage a base de
uva viura (85%) y, el resto, de una cantidad casi simbólica de uva malvasía,
supongo que para evitar romper las estrictas exigencias de esa Denominación de
Origen Calificada. No hay que olvidar que éste es un país donde siempre se produjo
de alguna manera una forma de “coupage”
en mesones, tabernas y ventas de postas a base de aguachinar el vino peleón,
generalmente manchego y elaborado partiendo de uva garnacha o tempranillo. Pues
bien, sobre el apellido Ramírez de la
Piscina bueno será saber que tal designación dispone de casa señorial en
los números 1 y 3 de la calle del Barco, en la localidad de Elciego (Álava). Se
trata de dos edificios sobrios de los siglos XVII y XVIII en buen estado de
conservación. Sus frontales lucen dos escudos de armas, uno de ellos de los Ramírez
de la Piscina. Cuentan con bodegas en sus sótanos. Curiosamente, el vino
seleccionado en ABC se embotella en
San Vicente de de la Sonsierra (La Rioja), donde se encuentran la románica
iglesia de Santa María de la Piscina
y la de Nuestra Señora de los Remedios, de estilo barroco. La bodega aquí
referida parte del año 1945, cuando Julio
Ramírez de la Piscina, siguiendo la tradición de su padre en Ábalos, cultiva viñedos en San Vicente de la
Sonsierra, crea las “Bodegas Ramírez”
y comercializa sus caldos con ese nombre. Es en 1980 cuando los hijos de Julio y
Ángela, Cecilio, Julio y Pilar, se hicieron cargo del negocio. El
origen de ese apellido de rancio abolengo parte de cuando el infante Sancho Ramírez, hijo segundo del infante
Ramiro de Navarra, unió a su
apellido la mención “de la Piscina” a mediados del siglo XII; pero su uso
continuado data de Juan Ramírez de la Piscina, en la segunda mitad del siglo XV. Y a
propósito de ese ilustre apellido, recuerdo cuando hace ya muchos años, tras el
periodo de instrucción y la jura de bandera fui destinado como soldado de leva
al Tercer Grupo de un Regimiento de Artillería Antiaérea. Y entre los
artilleros de mi batería había un milico de aspecto aldeano de la misma promoción. Al poco de llegar y
después de haber formado, pasó lista un sargento tripudo y con aspecto bonachón.
Los allí presentes debíamos contestar, al ser nominados, por nuestro segundo
apellido. Y al llegar el turno de ser nombrado aquel soldado alavés, el sargento gruñó: “Ramírez”,
y el compañero contestó: “De la Piscina”. Hubo un silencio que se podía cortar.
El sargento, elevando sus ojos por encima de las gafas le pronosticó: “Las vas
a pasar canutas”. Pero la predicción de
aquel sargento nunca se cumplió.
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