No
cabe duda de que la decisión de Pedro Sánchez
de acoger en nuestras costas a 630 migrantes nos debe llenar de orgullo a todos
los españoles. Pero aquí hay que hacer varias precisiones. Hoy, en eldiario.es, Antón Losada ponía el dedo en la llaga. En su artículo “El Aquarius en el mar de la mentira”
señalaba que “puestos a enseñar lecciones, hagámoslo asumiendo riesgos propios
en lugar de seguir enseñándolas a costa del sufrimiento de los demás. Esas
personas navegan hacinadas, ignoradas por el cinismo de la Unión Europea,
invisibilizadas por la hipocresía de los países miembros y condenadas por la
xenofobia del macarra que Italia tiene como ministro de Interior, Matteo Salvini, y los millones de
italianos que le votan”. Sigue escribiendo Losada: “Las victimas de hoy no
pueden justificarse con los inocentes supuestamente salvados mañana. No hay
peor precedente que la inacción y nada más arriesgado que quedarse quieto ante
las crisis. Quienes vuelven a invocar el ‘efecto llamada’ o los riesgos de sentar
un precedente peligroso, o ignoran la realidad, o simplemente mienten. Desde
2015 han entrado por el sur de Europa más de un millón seiscientos mil
migrantes, menos de doscientos mil lo ha hecho por España y menos de medio
millón han entrado por Italia. Quien diga que Europa no puede procesar con
normalidad esos flujos miente, y lo sabe. Tenemos una crisis humanitaria
provocada por las guerras de Siria y Libia, no una crisis migratoria”. España
concederá a los migrantes del Aquarius,
del Dattilo y del Orione, los tres barcos que navegan con
rumbo a Valencia, el estatus de
refugiados y de personas en acogida a todos: hombres, mujeres y niños a bordo.
Como señalaba Carmen Calvo en una
entrevista en la Cope es necesario “cultura
de colaboración”. En otra entrevista en la Cadena
Ser, la ministra de Justicia, Dolores Delgado,
creía que la decisión de Pedro Sánchez de acoger al Aquarius "no es una cuestión de buenismo sino de cumplir con
la legalidad internacional". Y advirtió
que “Italia
puede incurrir en responsabilidades penales internacionales por negarse a permitir el
desembarco”.
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