Cuenta
el diario ABC que “los restauradores creen que la degradación de la talla de san Jorge de Estella merece
consecuencias penales”. Hombre, no sé. En rigor, nadie sabe que rostro tenía san Jorge en el supuesto de que hubiese
existido, de la misma manera que pueda resultar más simple conocer el posible
aspecto terrible del dragón. Todos suelen tener el mismo aspecto por más fuego
que lancen por las fauces. Lo que ha sucedido en Estella ya tiene antecedentes
en el Ecce homo de Borja, al que le dejaron cara de Paquirrín. Al san Jorge de
Estella, a mi entender, le han dejado cara de sarasa, o de astronauta, o de
motorista, o de Pedrín, aquel compañero inseparable de Roberto Alcázar en las viñetas dibujadas
por Eduardo Vañó. Era, recuerdo, un
muchacho rubio y de pantalón corto que siempre llevaba encima una corta porra
con la que atizaba al malo en la cabeza al grito de “¡Arrea, constipao!” y que
unas veces se trataba de Svimtus, el
hombre diabólico, otras el príncipe oriental Sher-Sing o el científico Graham. Pero no hay
mal que por bien no venga. Borja se llenó de turistas dispuestos a ver el
adefesio y hasta se etiquetó un vino con la nueva imagen de aquel Ecce homo que se vendió como churros. Nos
hemos vuelto locos. En Estella no sé qué pasará. Todo será cuestión de
promocionar la nueva imagen de san Jorge y llenar el entorno de paradores y
tiendas de recuerdos, como se hace en Fátima, en Lourdes y hasta en Garabandal
¿Qué hubiese sido de El Greco en
Toledo sin el fanatismo incondicional de Gregorio
Marañón y sin la monografía de Manuel
Bartolomé Cossío que había publicado Victoriano
Suárez en 1908? Nadie lo sabe. Imaginen, por ejemplo, que “El entierro del conde de Orgaz” hubiese
sido retocado por manazas lugareño. De cualquier manera es recomendable que los
párrocos no pongan en manos de supuestas profesoras de manualidades las tallas
(como esa del siglo XVI en Estella), existentes en el interior de las iglesias.
Cecilia Giménez, en Borja, es un
ejemplo de lo que no se debe hacer. Los
resultados pueden ser catastróficos.
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