A
mi entender, se le está dando demasiada importancia que una exmiembro del GRAPO, Carmen López Anguita, pueda participar
mañana por la tarde en un coloquio en el zaragozano centro Luis Buñuel bajo el título “Maquillando el fascismo 40 años” e incluso se anuncia una
concentración ciudadana a esa misma hora en la Plaza del Pilar. De hecho ya
existe una denuncia de un concejal de PP,
Jorge Azcón, en el Juzgado de Guardia. De esa noticia también se ha hecho
eco determina prensa de papel que, paradójicamente, no tiene empacho en
anunciar prostíbulos en su sección de “anuncios
por palabras”. A mi entender, digo, Carmen López Anguita ya ha pagado su
condena con 29 años de cárcel, ha saldado cuentas con la Justicia y es libre en
un Estado de derecho para dar conferencias, caminar por la calle, ir al teatro,
o a hacer lo que le plazca. Cosa distinta es que yo me negara a tomar un café
con ella. Uno tiene derecho a poder elegir sus amistades y con quién desea
charlar, y esa señora no es santo de mi devoción. Bueno será recordar que en la
tarde del 26 de mayo de 1979, una bomba hizo saltar por los aires la madrileña
cafetería California 47, con un saldo
de de 9 personas muertes y 60 heridas y mutiladas, sin tener en cuenta el derrumbamiento de la finca
y unos daños tasados en cerca de 34 millones de pesetas de la época. El 26 de
julio, justo dos meses más tarde, Carmen
López Anguita y Alfonso Rodríguez García,
ambos miembros del GRAPO fueron
detenidos en Madrid, en la plaza de Santa Bárbara. Tras su detención, ambos
reconocieron
la autoría del atentado y su participación directa en otros 6 actos terroristas:
el ametrallamiento de dos agentes de la Policía Nacional en diversos puntos de
Madrid: el polideportivo de La Elipa; el
ametrallamiento de una pareja de la Guardia Civil en la calle de Pedro Alonso,
en el distrito de Canillas; el atentado
contra el general de brigada Agustín
Muñoz Vázquez, el asesinato de un
policía nacional de puertas en la comisaría del distrito de Universidad, un
inspector de Policía en el barrio de Moratalaz, un policía nacional en la calle
Numancia y la muerte por error de Olegario
Collazo Melón, al que confundieron con un agente de policía. La sentencia
de Carmen López Anguita fue de 280 años de prisión. Pero ya cumplió la pena
máxima contemplada en el Código Penal y su actual situación es la de ciudadana
libre. A nadie le puede juzgar dos veces por la misma causa en un Estado de
derecho. Y los partidos políticos que ahora pretenden una movilización
ciudadana en el centro de Zaragoza
no pueden ahora airear la peana con el espectro de Publio Cordón, persona secuestrada por el GRAPO hace 23 años, cuyo
cadáver nunca apareció. Recordemos que en enero de 2005 el Tribunal Supremo
concedió la pensión de viudedad a su mujer, Pilar Muro Navarro; y que en 2012 el Juzgado de Primera Instancia
número 12 de Zaragoza emitió una orden por la que se declaraba a Publio Cordón
legalmente fallecido. Aquellos que pretenden pasar página de la Guerra Civil
deben hacerlo también de la Transición, o no avanzaremos.
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