sábado, 17 de noviembre de 2018

Suárez Illana, o el mito del ave Fénix



Suárez Illana, hasta ahora dedicado en exclusiva a limpiar manteos y bonetes de Pablo Casado, parece ser que va a recibir un empujón hacia el vacío, es decir, hacia la Alcaldía de Madrid. El actual presidente de la Fundación Concordia y Libertad parece que cumple el perfil necesario: es manso, moldeable y de buenas composturas. Algo así como Juan Manuel Moreno, el candidato andaluz de escasa suerte, como también la tuvo Arenas, ante la locomotora arrolladora de Susana Díaz. San Telmo es un caserón barroco lleno de trampas y de laberintos. Por sus pasillos se escuchan las pisadas y circula silente el fantasma de Montpensier, que mató en duelo de pistola en la dehesa de los Carabanchelillos a Enrique de Borbón el 12 de marzo de 1870. El pretendiente al Trono de España perdió por goleada el 16 de noviembre de aquel año, cuando las Cortes Constituyentes prefirieron (con el impulso de Prim) a Amadeo de Aosta, otro sonoro fracaso que había comenzado con la Revolución del 68 y terminó con el estrepitoso desastre de la Primera República. Como digo, a los andaluces hay que conocerlos, que no es fácil. Suárez Illana, exalumno del Opus, trabajó en el Banco Popular Español, que todos sabemos en lo que ha quedado; en 2002 se le designó candidato del PP a la Comunidad de Castilla-La Mancha para unas elecciones que se celebrarían un año después y, tras su fracaso contra José Bono, se retiró de la política activa, pasiva e hidráulica contemplativa. Y ahora, como el ave Fénix, brota de sus cenizas y con un poco de suerte, el plácet de Casado y el poder de la resiliencia, confía en levantar de su sillón a Carmena. Dejó escrito Valeria Sabater (“El mito del ave Fénix o el maravilloso poder de la resiliencia”, 14/08/2017)  que “Ovidio explicaba en sus textos que en Egipto, el ave Fénix moría y renacía una vez cada 500 años. Para los egipcios esta garza majestuosa era Bennu, un ave asociada a las crecidas del Nilo, al Sol y a la muerte y que, según explicaban, había nacido bajo el árbol del Bien y del Mal. Esta criatura fantástica entendía que era necesario renovarse cada cierto tiempo para adquirir mayor sabiduría y para ello, seguía un proceso muy meticuloso. Volaba por todo Egipto para construirse un nido con los elementos más bellos: ramas de canela, ramas de roble, nardos y mirra. Después, acomodado en su nido, entonaba una de las melodías más bellas que los egipcios habían escuchado jamás para, seguidamente, dejar que las llamas lo consumieran por completo. Tres días más tarde, el ave Fénix renacía lleno de fuerza y poder. A continuación, cogía su nido y lo dejaba en Heliópolis, en el templo del Sol para iniciar así un nuevo ciclo con el que ofrecer inspiración al pueblo de Egipto”. Lo que sucede, y eso Suárez Illana lo desconoce, es que en política no sirve el toreo de salón ni estar casado con la hija de un ganadero, por mucho que los uniese en matrimonio el obispo de Getafe el 18 de julio de 1998. ¿Recuerdan? En Villahermosa (Ciudad Real) estaban presentes los reyes, el príncipe Felipe, Aznar y su cónyuge, Jaime Mayor, Javier Arenas, Leopoldo Calvo Sotelo, los exministros de UCD Íñigo Cavero, Landelino Lavilla, Rodolfo Martín Villa, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, Emilio Ybarra y los hermanos Valls, del Banco Popular, toreros, un rabo de periodistas y media España cañí, cuyos nombres sólo conocemos cuando a cuentagotas se convierten en protagonistas de rimbombantes esquelas (del número 5) en el diario ABC.

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