Suárez
Illana, hasta ahora dedicado en exclusiva a limpiar manteos y
bonetes de Pablo Casado, parece ser
que va a recibir un empujón hacia el vacío, es decir, hacia la Alcaldía de
Madrid. El actual presidente de la Fundación
Concordia y Libertad parece que cumple el perfil necesario: es manso,
moldeable y de buenas composturas. Algo así como Juan Manuel Moreno, el candidato andaluz de escasa suerte, como también
la tuvo Arenas, ante la locomotora
arrolladora de Susana Díaz. San
Telmo es un caserón barroco lleno de trampas y de laberintos. Por sus pasillos
se escuchan las pisadas y circula silente el fantasma de Montpensier, que mató en duelo de pistola en la dehesa de los
Carabanchelillos a Enrique de Borbón el
12 de marzo de 1870. El pretendiente al Trono de España perdió por goleada el
16 de noviembre de aquel año, cuando las Cortes Constituyentes prefirieron (con
el impulso de Prim) a Amadeo de Aosta, otro sonoro fracaso
que había comenzado con la Revolución del 68 y terminó con el estrepitoso desastre
de la Primera República. Como digo, a los andaluces hay que conocerlos, que no
es fácil. Suárez Illana, exalumno del Opus, trabajó en el Banco Popular Español,
que todos sabemos en lo que ha quedado; en 2002 se le designó candidato del PP
a la Comunidad de Castilla-La Mancha para unas elecciones que se celebrarían un
año después y, tras su fracaso contra José
Bono, se retiró de la política activa, pasiva e hidráulica contemplativa. Y
ahora, como el ave Fénix, brota de
sus cenizas y con un poco de suerte, el plácet de Casado y el poder de la
resiliencia, confía en levantar de su sillón a Carmena. Dejó escrito Valeria
Sabater (“El mito del ave Fénix o el
maravilloso poder de la resiliencia”, 14/08/2017) que “Ovidio
explicaba en sus textos que en Egipto, el ave Fénix moría y renacía una vez
cada 500 años. Para los egipcios esta garza majestuosa era Bennu, un ave asociada a las crecidas del Nilo, al Sol y a la
muerte y que, según explicaban, había nacido bajo el árbol del Bien y del Mal. Esta criatura fantástica entendía que era necesario renovarse cada cierto tiempo para adquirir mayor sabiduría y para ello, seguía un proceso muy
meticuloso. Volaba por todo Egipto para construirse un nido con los elementos más
bellos: ramas de canela, ramas de roble, nardos y mirra. Después,
acomodado en su nido, entonaba una de las melodías más bellas que los egipcios
habían escuchado jamás para, seguidamente, dejar que las llamas lo consumieran
por completo. Tres días más tarde, el ave Fénix renacía lleno de fuerza y
poder. A continuación, cogía su nido y lo dejaba en Heliópolis, en el templo
del Sol para iniciar así un nuevo ciclo con el que ofrecer inspiración al
pueblo de Egipto”. Lo que sucede, y eso Suárez Illana lo desconoce, es que en
política no sirve el toreo de salón ni estar casado con la hija de un ganadero,
por mucho que los uniese en matrimonio el obispo
de Getafe el 18 de julio de 1998. ¿Recuerdan? En Villahermosa (Ciudad Real)
estaban presentes los reyes, el príncipe
Felipe, Aznar y su cónyuge, Jaime
Mayor, Javier Arenas, Leopoldo Calvo Sotelo, los exministros
de UCD Íñigo Cavero, Landelino Lavilla, Rodolfo Martín Villa, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, Emilio Ybarra y los hermanos
Valls, del Banco Popular, toreros, un rabo de periodistas y media España
cañí, cuyos nombres sólo conocemos cuando a cuentagotas se convierten en
protagonistas de rimbombantes esquelas (del número 5) en el diario ABC.
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