Cuenta
la tradición que el Cristo de las Batallas
es una talla de apenas medio metro de alzada que acompañó a los Reyes Católicos durante la toma de
Granada y en cuantas batallas se libraron. No hay nada confirmado. Lo cierto es
que a esa talla, a la que le faltan tres dedos de la mano derecha, se le venera
en distintos lugares de Castilla. En Ávila, por ejemplo, se posesiona en jueves
Santo una imagen traída desde el convento de Mosén Rubí de Bracamonte y recorre
muchas calles de esa ciudad. Las crónicas del cenobio,
escritas a partir del siglo XVII, indican que fue una merced que los Reyes
Católicos hicieron a la primera priora del convento, María de Santo Domingo, posteriormente conocida
como beata de Piedrahíta. Parece probado que Fernando II de Aragón conoció en persona a esa
priora en Burgos, en el invierno de 1508, cuatro años después de la muerte de Isabel
I de Castilla. A la muerte de la reina todavía no se había construido ese convento. Se
contaba que aquella monja tuvo visiones místicas y ello le acarreó problemas
con la Inquisición, que pudieron subsanarse con la intervención del rey
Fernando II de Aragón, el cardenal Cisneros y Fadrique Álvarez
de Toledo, II duque de Alba y promotor del
convento. David Sánchez, que hizo un trabajo final del Máster de Estudios
Avanzados en Historia del Arte en la Universidad de Salamanca, mantuvo que “existía un privilegio consistente en una limosna vitalicia otorgada
por Fernando II de Aragón de cien
ducados anuales destinados al convento, cuyo pago que se mantuvo hasta el reinado
de Fernando VII”. Hay quien
considera que esa estatuilla del Cristo de las Batallas fue uno de los muchos
regalos que recibió Fernando II de Aragón durante su estancia en Nápoles, en
1507. Como curiosidad, un grupo de excombatientes de la Guerra Civil fueron los fundadores en 1952 de la Hermandad del Cristo de las Batallas. Pero la imagen que se procesiona actualmente por las calles de Ávila cada
Jueves Santo es reciente, de 1963, sin ningún valor histórico. Existen otras tallas
de Cristo de las Batallas que se veneran en distintos lugares: una talla
de madera policromada del siglo XIV se conserva en la Catedral de San Antolín,
en Palencia; existe una cofradía del Señor Cristo de las Batallas y de María
Santísima de los Dolores, en Cáceres; hay otro santuario en Plasencia, en la antigua
ermita de Santiago Apóstol, en cuya presencia se cuenta que hacían su juramento
los caballeros, existe una copia del Cristo de Burgos; etcétera. También en
Toro (Zamora) se conmemora el Cristo de las Batallas (su patrón) con una
romería cada lunes siguiente al domingo de
Pentecostés, que casualmente es hoy, 10 de junio. En la explanada de la ermita
de Santa María de la Vega tienen lugar diversos actos religiosos y no faltan
las comidas campestres.
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