Finalmente no se podrán sacar los restos de Francisco Franco de Cuelgamuros el
próximo día 10 de junio, como tenía previsto el Gobierno en funciones de
Sánchez. La causa es la suspensión cautelar de la Sala Tercera del Tribunal
Supremo mediante un auto donde se sostiene erróneamente que “en octubre de 1936
Franco era jefe del Estado”. Ian Gibson señala a este respecto que “Manuel Azaña era el único jefe del
Estado” y ve bochornoso y aberrante que a estas alturas un auto del Tribunal
Supremo atribuya ese título a al sátrapa causante de tanto dolor, “cuando su poder era ilegítimo y otorgado
por un grupo de militares criminales que se levantaron contra la
democracia". Si viviese hoy Azaña se volvería a morir, pero de risa. Por
otro lado, Franco hizo trampas en el juego. Al poco de “liberar” el Alcázar de
Toledo, la Junta de Burgos (los golpistas la denominaron Junta de Defensa
Nacional) nombró a Franco el 28 de septiembre de ese año “jefe del Gobierno del Estado mientras dure la guerra civil”. Pero
alguien (para mí que el propio Franco tachó lo de “Gobierno” y lo de “mientras
dure la guerra civil”) y se alzó con el santo y con la limosna. Para entonces
ya estaba “fuera de combate Sanjurjo,
muerto en accidente aéreo los primeros días de la guerra. Mola moriría el 3 de junio de 1937 en otro accidente aéreo en un
descampado de Alcocero, en la provincia de Burgos, (más tarde llamado Alcocero
de Mola) y el mismo día de su muerte le fue concedida por los rebeldes la Gran Cruz Laureada de San Fernando. En 1948 Franco (que también expendía títulos
nobiliarios sin tener derecho para ello, y que más tarde fueron respetados
todos los concedidos durante la dictadura por Juan Carlos I) le concedió el título de Duque de Mola. Dávila le sucedió como jefe del
Ejército del Norte. Para Franco quedaba el camino despejado. Tanto es así que
durante todo el periodo franquista en las escuelas públicas se celebraba con
algún trabajo escolar el 1 de octubre
como “Día de la Exaltación del Generalísimo Franco a la Jefatura del Estado”.
No entiendo el motivo por el que el Tribunal Supremo ha mantenido ese error garrafal en su auto, como no entiendo que haya
dado más importancia a las peticiones en contra de la exhumación por parte de
la familia del dictador y de la Fundación Francisco Franco que preside Juan
Chicharro Ortega. Que yo sepa, para “llenar” el Valle de los Caídos de
huesos, se fueron sacando muchos esqueletos de las fosas en los más diversos
pueblos de España para su traslado forzoso a la Sierra de Guadarrama. Nunca se tuvieron
en cuenta las opiniones de los familiares a la hora de aquellas exhumaciones,
aunque parezca surrealista.
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