viernes, 7 de junio de 2019

Suprema desinformación



Finalmente no se podrán sacar los restos de Francisco Franco de Cuelgamuros el próximo día 10 de junio, como tenía previsto el Gobierno en funciones de Sánchez. La causa es la suspensión cautelar de la Sala Tercera del Tribunal Supremo mediante un auto donde se sostiene erróneamente que “en octubre de 1936 Franco era jefe del Estado”.  Ian Gibson señala a este respecto que “Manuel Azaña era el único jefe del Estado” y ve bochornoso y aberrante que a estas alturas un auto del Tribunal Supremo atribuya ese título a al sátrapa causante de tanto dolor, “cuando su poder era ilegítimo y otorgado por un grupo de militares criminales que se levantaron contra la democracia". Si viviese hoy Azaña se volvería a morir, pero de risa. Por otro lado, Franco hizo trampas en el juego. Al poco de “liberar” el Alcázar de Toledo, la Junta de Burgos (los golpistas la denominaron Junta de Defensa Nacional) nombró a Franco el 28 de septiembre de ese año “jefe del Gobierno del Estado mientras dure la guerra civil”. Pero alguien (para mí que el propio Franco tachó lo de “Gobierno” y lo de “mientras dure la guerra civil”) y se alzó con el santo y con la limosna. Para entonces ya estaba “fuera de combate Sanjurjo, muerto en accidente aéreo los primeros días de la guerra. Mola moriría el 3 de junio de 1937 en otro accidente aéreo en un descampado de Alcocero, en la provincia de Burgos, (más tarde llamado Alcocero de Mola) y el mismo día de su muerte le fue concedida por los rebeldes la  Gran Cruz Laureada de San Fernando.  En 1948 Franco (que también expendía títulos nobiliarios sin tener derecho para ello, y que más tarde fueron respetados todos los concedidos durante la dictadura por Juan Carlos I) le concedió el título de Duque de Mola. Dávila le sucedió como jefe del Ejército del Norte. Para Franco quedaba el camino despejado. Tanto es así que durante todo el periodo franquista en las escuelas públicas se celebraba con algún  trabajo escolar el 1 de octubre como “Día de la Exaltación del Generalísimo Franco a la Jefatura del Estado”. No entiendo el motivo por el que el Tribunal Supremo ha mantenido ese error  garrafal en su auto, como no entiendo que haya dado más importancia a las peticiones en contra de la exhumación por parte de la familia del dictador y de la Fundación  Francisco Franco que preside  Juan Chicharro Ortega. Que yo sepa, para “llenar” el Valle de los Caídos de huesos, se fueron sacando muchos esqueletos de las fosas en los más diversos pueblos de España para su traslado forzoso a la Sierra de Guadarrama. Nunca se tuvieron en cuenta las opiniones de los familiares a la hora de aquellas exhumaciones, aunque parezca surrealista.

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