domingo, 23 de junio de 2019

Libros, algo más que lectura



Posiblemente Fernán Caballero lo asociarán a un pueblo de Ciudad Real, en el camino hacia Madrid, de apenas 1.000 habitantes. Fue una aldea protegida por el castillo de Malagón. Más tarde quedó vinculada a la Orden de Calatrava y alcanzó la categoría de villa en 1482. El nombre se le atribuye al primer señor, Ferrant Cavallero, en el siglo XIV. En 1837 el ayuntamiento y la iglesia fueron incendiados; y el 14 de julio de 1936, 14 religiosos claretianos fueron arrojados al andén de la estación de ferrocarril y tiroteados hasta morir (Antonio Montero, “Historia de la persecución religiosa en España, 1936-1939”, pp. 296-307). Pero yo pretendo asociarlo al pseudónimo que adoptó la escritora Cecilia Böhl de Faber y Ruiz de Larrea (1798-1877). Ello viene a cuento por una simple razón: al libro “Recuerdos de Fernán Caballero”, escrito por Luis Coloma y publicado en 1910 (El Mensajero del C. de Jesús, Ayala, 3, Bilbao). Un libro en cartóne granate de 450 páginas y el añadido de un retrato de la escritora, nacida en Morges (Suiza), tres veces casada y residente durante mucho tiempo en Dos Hermanas (Sevilla) donde recibió la visita del escritor americano Washington Irving. Como recuerda P. Sánchez Núñez (Fernán Caballero. La escritora de Dos Hermanas. Vida y Cartas”, editado por La plazoleta de Valme, 127 pp.-2015), algunos que la conocieron la describieron como  “sempiterna fumadora de puros, gran amante de los dulces; vitalista pero un punto excéntrica. Estuvo considerada con los códigos sociales de la época como ‘una señora rara’, siempre rodeada de flores, gatos y pájaros”. Murió en Sevilla a los 81 años. Sus restos reposan en el Panteón de Sevillanos Ilustres, en la cripta de la iglesia de La Anunciación. Personalmente tuve la suerte de encontrar un ejemplar bastante bien conservado durante una de mis visitas domingueras a la zaragozana plaza de san Bruno.  Mi sorpresa llegó cuando leí lo que ponía manuscrito en una de las primeras páginas: “Hoy 18-1-1928. Josefina  Mompeón. Zaragoza”, Nacida en 1905 y  fallecida el 10 de junio de 1998 a los 93 años, siempre tuvo una estrecha vinculación con el diario Heraldo de Aragón. Su letra es puntiaguda y ágil de trazo. Me recordó la caligrafía inconfundible de mi madre. Tenía 23 años cuando adquirió el libro y estaría dispuesto a entregárselo a sus herederos directos si así me lo solicitasen. Qué menos.

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