jueves, 20 de junio de 2019

De "corpus" presente



A nadie, al menos que yo sepa, le gusta limpiar una mesa después de una autopsia, maquillar cadáveres o ayudar a morir a un enfermo terminal. Pero hay gente para todo, incluso voluntarios que encuentran en ello una forma de redención de no sabemos qué. Las lágrimas hay que saber tragarlas en silencio. Son de sabor salado y limpian el garganchón. ¿Ha oído usted, amigo lector, nombrar alguna vez qué es eso de las lágrimas de Batavia o gotas del príncipe Rupert?  Pues se lo explico. Son unas gotas de cristal fundido que echadas en agua fría se templan como el acero y toman una forma ovoide, como todas las gotas. Ahora bien, como se rompa la punta en forma de lezna de una de esas ampollas, ésta explota y todo se reduce a un polvillo muy fino, como de polvo de ala de mariposa. Cosa distinta son las lágrimas de cocodrilo. Yo no sé qué es eso de la conciencia, al menos como la entienden los místicos. Sólo conozco la ética, que es como el grampín para la trabazón en la dignidad. Hay ricos porque existen los pobres. La sociedad, que hoy se manifiesta por las calles de Sevilla, de Toledo y de Daroca celebrando eso que llaman el Corpus, es hipócrita y servil. La Guardia Civil fue creada por Bravo Murillo (el duque de Ahumada sólo recibió el encargo del presidente del Consejo de Ministros)  para defender los intereses de los terratenientes. La sociedad hoy entrega armas a la Policía para que defienda a cualquier ciudadano, ya sea rico o pobre. Esa es la clara diferencia conceptual en un Estado de Derecho. La fortuna nunca cayó de las nubes. ¿Quiénes se hicieron de oro con la Desamortización? ¿Y con los trazados de ferrocarril? ¿Y con los negocios de los políticos tras la Restauración?  En los últimos años del siglo XIX, Valentín Almirall denunciaba el maridaje entre los intereses de la política y los negocios ferroviarios. “En España -decía- las compañías de ferrocarriles se apresuran a introducir en sus consejos de administración, con sueldos muy sustanciosos, a los principales políticos de todos los partidos para tener, sea cual fuere la forma de gobierno y sea cual fuere el partido que ocupe el poder, personas que cuiden de sus intereses dentro del Ministerio. De este modo, siempre ganan sus pleitos contra los particulares…”. Sostiene Antonio Burgos hoy en ABC que “la mañana y [falta el artículo determinado femenino singular ‘la’] procesión del Corpus tienen mucho de patrimonio inmaterial de Sevilla”.  También aprovecha para recordar al lector la letra del himno oficial del XXII Congreso Eucarístico Internacional que se celebró en Madrid en junio de 1911, compuesto por el agustino Restituto del Valle y el vasco Juan Ignacio Busca, que  dedicaron a la infanta Isabel de Borbón. La cabra siempre tira al monte.

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