sábado, 23 de julio de 2022

La picha del subteniente





Decía Cela en su  “Diccionario secreto”·que “un teniente de la escala de reserva con la picha abría latas de conserva”. Parece cierto que en determinadas materias, ni la milicia ni la vida misma admiten graduaciones. Ello viene a cuento con una noticia que he leído hoy en El periódico de España (epe.es) referida a la condena a prisión por el Tribunal Supremo de un  subteniente que se auto recetó “Viagra” en la farmacia militar en un intento, no sé si vano, de tratar su disfunción eréctil. Lo que ya no cuenta ese diario es si el subteniente destinado en la base militar de “El Empecinado”, situada en Santovenia de Pisuerga, llegó en algún momento a alcanzar un aceptable priapismo o si se le quedó la minga como una hueca porra de chicle. Ello me recuerda lo que le sucedió al trabajador de un ingenio azucarero en el que yo presté mis servicios y que se ocupaba en las tachas de cocción. Un día de niebla no se le ocurrió cosa mejor que mear en arco por el agujero de un cristal roto de la primera planta, con la mala fortuna de que sus orines dieron con un cable eléctrico que casi le mata. No quiero terminar hoy sin hacer referencia a la  “Respuesta de don Camilo José” a Robustiano Cipotón, protagonista de “El cipote de Archidona”: Salut y forsa al canut, / se desea en Barcelona / y en Gerona y Tarragona / para el quilé / y el mangué. / Y calibre de mamut, /  como el pijo de Archidona,  / ¡cosa bona!, / pide al cielo para usted / su compadre emocionado / y a follar aficionado, /Cela, Camilo José”.  

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