viernes, 5 de agosto de 2022

Estómagos agradecidos

 


El bonaerense Xavier Patricio Pérez Álvarez, artísticamente conocido como Gato Pérez llevaba en su repertorio una canción “El sabio no sabe ná”, compuesta por Tito Rodríguez, donde decía aquello de “porqué te las das de sabio / si yo conozco tu boina / conmigo tú te cebaste / yo sé que me tienes roña. / La roña que tú me tienes /a mi no me mortifica, / el rollo que tú te traes / no lo venden en la botica”. Esa canción le vendría muy bien a esos tertulianos televisivos, que por la mañana los ves en una cadena,  por la noche en otra y a media tarde les escuchas en una emisora de radio. ¿Qué sería de nosotros sin ellos? Lo mismo saben de volcanes, que de política internacional, que de coronavirus, que de economía… Son como pequeñas navajas suizas, o como hachuelas de mano; o sea, multiuso. Y cuando un tertuliano corrige a otro, el corregido le suelta al corregidor la consabida coletilla: “lo que ignoras se estudia en primero de carrera”. ¿De qué carrera? ¿De periodismo? ¿De filosofía? ¿De Medicina? ¿De Veterinaria?... Y no digamos nada si a uno de esos tertulianos le da por poner en cuestión  la política que ejerce la mema Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Entonces siempre hay otro tertuliano (generalmente director de periódico, agradecido por las migajas publicitarias que le concede esa Comunidad aún a sabiendas que la tirada de ese medio de papel es ridícula según los controles de la Oficina de Justificación de la Difusión) que salta como un tigre sobre el discrepante tertuliano, mientras el moderador, como un sosias de don Tancredo, no evita que se despellejen. En un momento determinado, normalmente cuando llega la publicidad, aprovecho para reflexionar. Y, sin saber por qué, siempre me viene a la memoria una anécdota de Einstein, cuando un periodista le pidió que explicase en pocas palabras en qué consistía la Teoría de la Relatividad.  Y el ilustre sabio le respondió al periodista como hacen los gallegos; o sea, con otra pregunta. “¿Sabría usted explicarme -le preguntó Einstein- que es un huevo frito”?  El periodista se quedó desconcertado.  “Muy bien -dijo Einstein-. Pues entonces, explíqueme lo que es un huevo frito pero suponiendo que yo no tengo ni idea de lo que es un huevo, que en mi vida he visto una gallina y que no sé ni lo que es el aceite, ni una sartén”. Ignoro la respuesta del periodista, pero sí intuyo conocer lo que pensaría: "¡Mátame, camión!".

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