jueves, 18 de agosto de 2022

Los perniles de don Natalio

 


Me entero  por el Diario de Teruel de que el cacereño Eduardo Barrero ganó el pasado sábado el VI Concurso de Cortadores de Jamón de Monroyo, que daba uno de los ocho pases a la final del Campeonato de España que se celebrará en Madrid en 2023. Y también me entero de que ese maestro cacereño  en el corte de jamón tuvo que competir con otros dos “espadas” del pernil: José Alcobendas, de Córdoba, y Juan Carlos Garrido, de Cádiz. ¿No hay expertos cortadores de jamón aragoneses? Me viene a la memoria el recuerdo de Natalio Rivas, de quien se cuenta que hizo más de 100.000  recomendaciones a lo largo de su vida política; y que, en agradecimiento a esos favores, recibió miles de perniles alpujarreños, además de quesos, embuchados, pellejos de aceite y toneles de vino. En los bajos de su casa de Madrid (Velázquez, 19) montó una tertulia, la “Tertulia del jamón de Trevélez”, por donde pasaron desde Franco hasta Indalecio Prieto, desde Calvo Sotelo hasta Rafael “El Gallo”, desde Unamuno hasta el fundador de Falange… La lista sería interminable. Se cuenta que conocía a todos los poderosos de Madrid. Las mañanas solía dedicarlas a visitar despachos y personas en ministerios, y por las tardes recibía a gente en su casa madrileña, escribía cartas y contestaba con el resultado de las gestiones encomendadas. Se decía en Madrid que su casa y la de Álvaro Figueroa competían a diario por ser las que más regalos recibían desde toda España. Los tres cortadores de jamones, el cacereño, el cordobés y el gaditano de tan importante lucimiento en Monroyo, hubiesen tenido trabajo a destajo en casa de don Natalio a la hora de cortar jamones de Trevélez a pulso y en finas láminas, como se practica ahora. Los gustos son mudables. Pues bien, gracias a la amistad entablada entre Natalio Rivas e Indalecio Prieto en la “tertulia” madrileña señalada y a las catas de jamón de Revélez,  pudo Natalio Rivas salvar la vida al comienzo de la Guerra Civil. El 25 de agosto de 1936, con el cuerpo de García Lorca casi caliente aún en un barranco en Viznar, apareció en la prensa fascista de Granada la noticia falsa  de que Miguel Primo de Rivera (hijo del dictador) y Natalio Rivas habían sido asesinados en Madrid. Aprovechando ese bulo, Indalecio Prieto consiguió un salvoconducto para toda la familia de Natalio Rivas firmado por el entonces presidente del Gobierno, Manuel Azaña,  que les puso a todos ellos a salvo en Francia hasta el final de la contienda. Estoy convencido de que, en el caso de haber estado Natalio Rivas hoy en el Gobierno, no padeceríamos la vergüenza de que Teruel fuese, como es de hecho, la única capital de provincia  española peninsular sin ferrocarril directo con Madrid. Seguro que don Natalio lo habría conseguido, ya que  no se le escapaba una, habiendo jamones alpujarreños de por medio. Y si los jamones fuesen de Teruel, ¡ay, amigo!, entonces ya ni te cuento.

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