jueves, 6 de octubre de 2022

El "plogging"

 

Cuando yo hice la mili obligatoria, hace ya tropecientos años, en aquel acuartelamiento en el que hice la instrucción previa a la jura de bandera, es decir, siendo todavía recluta, no existía el “plogging”, consistente en hacer algún acto deportivo a la vez que se va recogiendo toda la basura que aparece en la campa, o en camino. El “plogging” nació en Suecia años más tarde. En la mili lo que si tocaba era el “servicio de policía”, es decir, llevar en una mano una caja de cartón y con la otra había que ir recogiendo papeles, colillas, pañuelos de papel y todo aquello que aparecía al paso. Se terminaba la tarea encomendada con lumbago y agujetas en todo el cuerpo. Los suecos son gente muy lista que venden muebles de madera que debes montar en casa, procurando meter en su sitio cada uno de los tronillos contados que van en la caja de embalaje. Los suecos son tipos tan avispados que se dedicaron a fabricar y vender acero a los países en contienda durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras unos morían en los frentes de batalla, ellos ganaban coronas con la venta de material de combate. Y el término “hacerse el sueco” es un dicho muy popular en España que hace referencia a la persona que se hace la despistada para desentenderse de algo. Un día, a alguien se le ocurrió juntar dos palabras: jogging, que significa correr, y plocka upp, que equivale a recoger, y le salió esa mixtura dialéctica. Existe un antecedente en “La Colmena”, donde aparecía por el  café “La Delicia”  Matías Martí, inventor de palabras. Recuerdo que en la película del mismo título, dirigida por Mario Camus, Matías Martí (C.J.Cela) se sienta en una de las mesas del café, la de los poetas. Ricardo Sorbedo (Francisco Rabal), que vive de dar sablazos, presenta a Matías Martí  a don Ibrahim de Ostolaza (Luis Escobar), un jurista que tiene ya preparado su discurso de ingreso en la Academia de Jurisprudencia. “Encantado de conocer a otro poeta", le dice don Ibrahim a Matías Martí. Y éste le responde: "¿Poeta yo...? ¡Por favor! Nunca he escrito tres palabras juntas. Yo invento palabras, pero una a una. Y se las entrego a los demás. Jamás las uso yo. Me limito a enriquecer el léxico patrio. ¡Es mi misión!". Entra en escena Maello (Francisco Algora), para añadir: “Ya lleva inventadas más de mil”. Y otro contertulio, Rubio Antofagasta (Mario Pardo), le pide a Matías que le dé la última invención a don Abrahim. Matías se la da: “bizcotur”, que en su acepción hace referencia a “aquel que, amén de bizco, es atravesado,  ruin y turbulento. Usase, también como sustantivo. Se la regalo”. ¿Qué hubiese dicho el marqués de Iria Flavia de la expresión “plogging”? Es algo que nunca sabremos. Posiblemente la hubiese tachado de cursi, pretenciosa, afectada y de poco recorrido en el lenguaje coloquial. Es como pretender saber cómo hubiese quedado el templo barcelonés de la Sagrada Familia de haber terminado los planos Gaudí antes de que le arrollase en 1926 el tranvía de la línea 30 en la calle Bailén. Insisto, hay cosas que nunca las sabremos y bien que lo siento.

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