viernes, 28 de octubre de 2022

El tocino y la velocidad

 


En cierta ocasión escuché en el andén de una fría estación de tren una discusión acalorada entre dos tipos que se conocían sobre no recuerdo qué asunto. El caso es que, en un momento determinado, uno de ellos le dijo al otro: “Te rebato esa dosis”. Yo supuse que quiso decir “te rebato esa tesis”. Rebatir significa rechazar la validez de una idea mediante argumentos. Y tesis es afirmación de lo que se expone después de haber sido contrastado. Dosis, en cambio, es la cantidad de algo que se ingiere en una toma. No le di más importancia. Me monté en el convoy y, ya en mi asiento, miré por la ventana la manera en que corrían los paisajes llenos de rastrojos frente a mi distraída mirada. Es evidente que los paisajes permanecían inamovibles, pero la sensación del viajero era esa. Confundir  tesis con dosis (escuchado a dos tipos anónimos), candelabro con candelero (Sofía Mazagatos), aborigen con vorágine (David Bisbal), cólico frenético con cólico nefrítico (Terelu Campos), transferencias de sangre con transfusiones de sangre (ciclista  Armstrong) son cosas que pueden suceder y de hecho suceden. Lo malo es cuando confundimos el tocino con la velocidad y el culo con las témporas. Todavía recuerdo la surrealista explicación del Gobierno socialista, presidido por Sánchez, intentando justificar el posible pago por el uso de las autovías: “Ese posible peaje destinado a conservar las vías fomentará la igualdad de género”. Menos mal que leyendo OKdiario todo quedó mejor amueblado en mi cabeza, al señalar ese diario digital que “las actuaciones financiadas con este programa presupuestario ayudarán a la vertebración de los territorios y a la movilidad de la población tanto femenina como masculina, lo que redundará en la mejora de las condiciones laborales y personales de ambos sexos”. Cuando se mezclan unas cosas con otras, o sea, churras con merinas, el resultado puede ser catastrófico. Pero lo primero que hay que saber es a qué nos referimos con el tocino para diferenciarlo de la velocidad. El tocino es un arbusto trepador silvestre, con ramas cubiertas de espinas, hojas muy finas de color verde claro y flores en cabezuela. O sea, se trata de desvincular dos cosas que no tienen una relación aparente, por mucho que dé la sensación al viajero de que son los tocinos y no el tren los que corren en el paisaje estepario español cuando nos movemos por inercia a una cierta velocidad.  

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