domingo, 3 de marzo de 2024

Emeterio y Celedonio

 


Hoy, 3 de marzo, la Iglesia recuerda a los santos Emeterio y Celedonio, soldados romanos decapitados en Calahorra durante el mandato de Diocleciano. Se cuenta que ambos hermanos se encontraban en esa ciudad riojana cuando fueron encarcelados y puestos ante la alternativa de renunciar a su fe o dejar de ser soldados. Finalmente fueron decapitados junto al río Cidacos, donde hoy se encuentra la catedral de Calahorra. Sus cabezas, sin saber cómo, aparecieron a la deriva dentro de un bote en Santander y rescatadas por unos monjes. Esas cabezas, o lo que queda de sus cráneos, se conservan en la catedral de Santander. Les proclamaron patronos de esa ciudad cántabra y sus cabezas blasonan el escudo. De hecho, el nombre de Santander es una derivación lingüística de nombre latino ‘Sancti Emetherii’, que derivó en ‘Sant Emeter’, y antes ‘Portus Sanctorum Emeterii et Celedonii’. Hay quien sostiene que el nombre original era San Andrés, que derivó en ‘San André’, ‘Sant Ander’ y ‘Sant Andero’, y con esa última denominación aparece en mapas y documentos a partir del siglo XIII. En 1255  Alfonso X “El Sabio” otorgó el derecho de nombrar alcaldes y jurados a su hermano  Sancho, mencionando a la villa como ‘Sant Ander’. De hecho, el marinero que circunvala el mundo en la nao ‘Victoria’ junto a Elcano, Juan de Santander, suele ser citado como Juan de San Andrés. Fue en 1791 cuando Pío VI declaró a ambos santos patrones de la Diócesis de Santander a petición del obispo Menéndez de Luarca. Existe otra versión: coincidiendo con la invasión musulmana, los cristianos de entonces decidieron poner a salvo las reliquias de Emeterio y Celedonio y trasladarlas a lugar seguro y sus cráneos fueron a parar a un monasterio situado en el Cerro de Somorrostro por calagurritanos piadosos. Aquel monasterio, durante el reinado de Alfonso II de Asturias (siglos VIII y IX)  pasó a ser abadía, posteriormente a colegiata durante el reinado de  Alfonso VII de León, y en 1754 pasó a ser catedral. Un año después se le concedió a Santander la categoría de ciudad y capital de provincia. El actual escudo de Santander tiene en su parte superior ambas cabezas. Debajo, la Torre del Oro de Sevilla, el río Guadalquivir, un barco y una cadena rota en recuerdo de la conquista de Sevilla en 1248, después de que Fernando III encargase a Ramón Bonifaz que armase una flota que rompiese las cadenas que unían la ciudad con el barrio de Triana para impedir que los moros recibieran suministros. Finalmente, el rey Axafat se rindió a los cristianos el 23 de noviembre de ese año. El rey castellano, tras la victoria, nombró a Bonifaz ‘Almirante de Castilla’. En la iglesia de Santa María de la Asunción de Laredo se conserva un trozo de aquella cadena.

 

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