sábado, 16 de marzo de 2024

Matar al mensajero


 

Qué quieren que les diga. Con la adquisición de El Correo de Andalucía por Prensa Ibérica, el diario ha perdido frescura. Las noticias, en general, son las mismas que aparecen el El faro de Vigo, en El Periódico de Aragón o en El Correo de Zamora, por citar algunos diarios de esa cadena. Ya no aparecen en su interior firmas como las del profesor Ramón Reig o del flamencólogo Manuel Bohórquez, que me alegraban las mañanas. Cuando un diario con personalidad propia, como ha sido El Correo hasta hace poco, pasa a formar parte de un grupo de informativos generalistas, pierde frescura como una lechuga fuera de la nevera. Ese diario, fundado por en 1899 por  Marcelo Spínola era de tradición católica y dirigido por seglares. Con la prensa sucede lo mismo que con las entidades bancarias. Se reducen en número por sucesivas absorciones y disminuye la competencia. Pero el lector lo que desea es pluralidad, que no tengan que seguir una línea editorial por exigencias de sus propietarios, cada vez más reducidos y con más poder. Claro, eso conlleva que políticos avispados se encarguen de soltarles dinero a mansalva a mayor gloria de ellos, como sucede con Ayuso en la Comunidad de Madrid. En resumidas cuentas, el lector está perdiendo libertad de opción y, tal vez por esa razón, se venden menos ejemplares en los quioscos. Tal vez, por esa razón también, ser periodista sea casi  como ser camarero. Sus salarios han disminuido considerablemente sin visos de solución y se les puede despedir por poco dinero y sin dar explicaciones a los fieles lectores, como ha sucedido recientemente en Diario de Teruel con Chema López Juderías. Se le cesó de empleo y sueldo de la noche a la mañana, pero el diario no ha mejorado una pizca. Confundir directores de periódicos con entrenadores de fútbol es un disparate. A Julio Velázquez se le cesó en el Real Zaragoza porque el equipo estaba dando una imagen pésima con continuas derrotas. A Chema López Juderías se le mandó a su casa, dicen los responsables de Prensa de Teruel S.L.U., por “las pérdidas millonarias que el periódico llevaba acumulando en los últimos ejercicios y que también preveía seguir incrementando en los próximos años". Hubo votos a favor para ese cese fulminante por parte de PP y Teruel Existe; y en contra, de PSOE y PAR. ¿Acaso había disminuido la publicidad institucional que nutría las arcas del diario? Todo muy raro. Los turolenses merecerían, a mi entender, una explicación más consistente que no han recibido. Personalmente intuyo la existencia de un tufillo caciquil de difícil manejo. Da la sensación de que a esas dos agrupaciones políticas les interesaba utilizar el diario como soporte para sus intereses partidistas. El “torico” no se fue al suelo por una volada de viento sino por una mala praxis en la atadura de unas cuerdas a la pilastra. ¿Por qué siempre se mata al mensajero? Esa es una metáfora que suele utilizarse para culpabilizar de un acto al que da la noticia del mismo en lugar de a su autor. Si las cuentas no salen, averígüense los verdaderos orígenes. En un descarrilamiento de trenes no se puede culpar al maquinista de la locomotora sin antes haber comprobado el estado de las vías y de las señales de enclavamiento.

 

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