Una de las iglesias más pequeñas dentro del arte Románico leonés es la de Santiago de los Caballeros, a las afueras de Zamora, donde según un documento datado en 1168 fue armado caballero Rodrigo Díaz de Vivar por Fernando I de León. Parroquia edificada a finales del siglo X o principios de siglo XI bajo la advocación de santa María la Blanca es una larga y estrecha nave separada por un arco de tres roscas de la capilla mayor con tramo presbiterial y ábside semicircular, techado éste con bóveda de horno. Las demás cubiertas, al menos la de la capilla mayor, serían de bóveda, pero se hundieron debido a la poca fortaleza de sus muros y después se hicieron de madera. Pero lo más importante que posee son sus seis capiteles. Uno de ellos es corintio y los cinco restantes figurados con animales y una pareja humana de pie; hombre y mujer desnudos unidos por una serpiente; dos animales; dos aves unidas por sus picos y un hombre junto a ellos con los brazos cruzados y, finalmente, otro con dos leones enfrentados. En el entorno de la iglesia (a 150 metros) se encuentra el paraje llamado ‘Campo de la Verdad’, escenario del conocido “Cerco de Zamora” en 1072, tras la muerte de Sancho II de Castilla. Por todos es sabido que a la muerte de Fernando I de León su reino se repartió de la siguiente manera: a Sancho, el Reino de Castilla; a Alfonso, el Reino de León; a García, el Reino de Galicia; a Elvira, la ciudad de Toro; y a Urraca, la ciudad de Zamora. Tras la muerte de su madre, Sancha de León, Sancho entendió que tenía derecho de primogenitura y conquistó Galicia en 1071 y León en 1072. Pero en la escena del “Cerco de Zamora” apareció otro personaje, el conde Arias Gonzalo, que vivía en una casa situada frente a la Catedral, donde se crió el Cid, y fue preceptor de Urraca y albacea del padre de ésta, Fernando I de León. Tras la muerte de Sancho II de Castilla durante el “Cerco”, a las puertas de Zamora, de la que el propio Arias Gonzalo era entonces gobernador; y el reto del capitán Diego Ordóñez a la ciudad, el ya anciano Arias fue el primero en defender Zamora. Al no permitirle luchar Urraca, envió uno tras otro a sus cuatro hijos al combate y los cuatro murieron frente a Diego Ordóñez en el “Campo de la Verdad”. Todo ello quedó patente en el llamado “Romancero de Zamora”, en una recopilación de versos llevada a cabo por el capitán de navío Cesáreo Fernández Duro (Madrid, (Madrid, 1880, tip. de G. Estrada). Sancho II, apodado “el Fuerte”, murió a las puertas de Zamora en 1072 a manos de Bellido Dolfos y volviendo a cruzar las murallas de la ciudad por el llamado ‘portón de la traición’ perseguido por el Cid, que hincó su lanza contra la puerta. En 2020, la Junta de Castilla y León le cambió el nombre por “portón de la lealtad”. Bellido Dolfos había pasado de ser traidor a ser héroe. A la muerte de Sancho II los tronos de Castilla y Galicia fueron asumidos por de los hermanos, Alfonso VI de León, apodado el Bravo, rey de León, hasta entonces refugiado en Toledo. Aquella etapa histórica terminó con la ‘Jura de santa Gadea’ en 1072, cuando en esa iglesia próxima a la Catedral de Burgos, el Cid obligo a jurar a Alfonso que no había tenido nada que ver en la muerte de su hermano. Existe un interesante óleo de Armando Menocal (1887) sobre aquella ‘Jura’, de la que no hay constancia histórica. La iglesia de santa Gadea ya no existe. En su lugar hay otro templo de estilo gótico dedicado a Santiago y santa Águeda con una placa recordatorio en la pared exterior junto a la entrada.
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